Un voto por una mejor gobernanza de las Cámaras de Comercio
Creo que muchos pueden estar de acuerdo conmigo cuando digo que el asociacionismo ha hecho grande este país. Quien participa en la vida asociativa, sea en el ámbito cultural, deportivo, social o empresarial, como es mi caso, puede reconocer la importancia de la sociedad civil en cualquier comunidad, local o global. Estas organizaciones son cruciales para construir el bien común y han jugado un papel fundamental como contraparte y complemento de la acción de los gobernantes a lo largo de la historia.
Mantener viva una iniciativa social y voluntaria durante muchos años es un desafío y eso implica mantener un enfoque constante en el propósito del colectivo. Pero también es fundamental que las personas que forman parte de estas organizaciones compartan un proyecto sólido, unos mismos valores, y mantengan una actitud positiva y siempre constructiva. Ésta es la base para generar cambios positivos en la sociedad. Los cambios no pueden ser porque sí, por mera oposición o verbalizando cualquier ocurrencia populista. La historia ha demostrado que el cambio por el cambio es estéril y no produce resultados tangibles. Es necesaria una propuesta clara, una asignación de recursos, un calendario de ejecución y unos indicadores definidos para conseguir cambios significativos.
Y esto me hace pensar en el actual contexto de elecciones camarales, donde las empresas estamos interpeladas a votar. Las Cámaras han tenido un impacto significativo en el desarrollo económico y social de las regiones y su relación con las patronales ha sido hasta el momento de cooperación y colaboración para optimizar recursos y evitar la duplicación de actividades. Es esencial que en estas elecciones los autónomos, microempresas, pymes y grandes empresas elijan un programa y un equipo que representen adecuadamente sus intereses.
Sea cual sea el resultado de las elecciones, es crucial que las Cámaras cuenten con gestores cualificados y que las candidaturas representen adecuadamente la diversidad empresarial, desde los autónomos hasta las grandes empresas. Los proyectos propuestos deben ser concretos, profesionalmente bien definidos y centrados en el crecimiento sostenible y la creación de valor. Éste debe ser el criterio de elección. ¡Y ahora, a votar!