Yahya Jabrane, de ser albañil a jugar las semifinales del Mundial
El jugador de Marruecos jugó un Mundial de fútbol sala unos años antes de jugar la cita de Catar
BarcelonaLa vida de quien trabaja haciendo el zellige, el tradicional mosaico hecho con trozos de azulejos de colores tan típico de la arquitectura de Marruecos, no es fácil. Hay que hacerlo con cuidado, pero también hay que hacerlo con fuerza para romper las piezas gordas. Marruecos está lleno de zellige, que los turistas se llevan en pequeños souvenirs o admiran en los viejos edificios de los centros de sus ciudades.
Cuando tenía 11 años, Yahya Jabrane (Settat, Marruecos, 1991) aprendió el arte de hacer zellige. Estudiaba en la escuela de Settat, una población no muy lejos de Casablanca, pero para ayudar a sus padres una vez dejara los libros tenía que trabajar. A veces, le tocaba hacer de albañil. A veces, podía confeccionar zellige. Le gustaba más dedicarse a este arte, herencia de los mosaicos romanos, con los cuales los marroquíes hacen formas geométricas preciosas. Jabrane, como miles de niños africanos, tenía que trabajar. No era una vida fácil, pero él encontraba la energía para jugar a fútbol por las calles y el patio de la escuela, imitando a los jugadores más famosos cuando marcaba goles. Poco esperaba que acabaría en las semifinales de un Mundial.
Cuando tenía 15 años, el club de fútbol sala de su ciudad le ofreció jugar con ellos. Sin sueldo, puesto que era un club de Segunda de un deporte que no acababa de estar muy organizado. Pero, para un adolescente, poder hacer viajes y competir ya era un sueño. El club subió a Primera y él fue uno de los jugadores destacados. Más alto que los otros jugadores de fútbol sala, tenía un gran control de la pelota y físico. Llamaba la atención, pero el equipo de su ciudad se quedó sin dinero y Jabrane recibió una propuesta para pasar a jugar a fútbol: saltar de la pista de fútbol sala al campo grande, para formar parte de un equipo de Tercera. Con 21 años, todavía tenía que trabajar en la construcción para ganar dinero, mientras marcaba goles en campos regionales. En 2011, sin embargo, recibió una llamada. Hicham Dguig, seleccionador de Marruecos de fútbol sala que lo recordaba de sus años en Primera, le ofreció pasar a formar parte de la selección nacional, que preparaba el asalto para debutar en un Mundial en 2012 en Tailandia. Jabrane formó parte de aquella expedición, enfrentándose a españoles, iraníes y panameños en una aventura en la que acabaron últimos de grupo. Él marcó un gol.
Poco a poco, iba trazando su camino. En 2012 fue fichado por un club de Primera, el Raja de Beni Mellal, pero bajaron a Segunda. Después de cambiar de equipo tres veces, tuvo un gran año en Agadir y recibió una oferta para ir a un club de Segunda de Emiratos Árabes Unidos, donde pasaría medio año ganando el dinero con el que pudo comprar una casa para sus padres. Y en 2019 recibió una oferta de uno de los clubes grandes de Marruecos, el Wydad de Casablanca. Tenía 28 años y el club del que era aficionado le hacía una oferta. Su vida había cambiado del todo. Y más que cambiaría cuando al club llegó como entrenador Walid Regragui, que le colocó como pívot defensivo del equipo que se proclamaría campeón de la Champions africana en 2022. Su nivel de juego era tan alto que el seleccionador de Marruecos, Vahid Halilhodzic, lo hizo debutar con la selección en 2021, con sus padres llorando en la grada, emocionados. El técnico bosnio, sin embargo, fue despedido tres meses antes del Mundial. Jabrane llegó a pensar que quizás el nuevo seleccionador no confiaría en él, un jugador que no ha jugado nunca en Europa, con un currículum demasiado modesto. Pero no fue así.
El último giro de guion en la vida de Jabrane se ha producido en el Mundial, puesto que el seleccionador escogido por la Federación sería Regragui, que confiaba plenamente en él después de su paso por el Wydad. Y lo convocó para jugar el Mundial, donde suele entrar en las segundas partes, y se vio las caras con España, 10 años más tarde de haber jugado contra el equipo español en un Mundial de fútbol sala.