Adaptando la frase de Arthur Miller

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Papel de diario triturado.

El otro día, un grupo de personas interesadas en la actualidad me preguntaron qué era mejor, si los medios o las redes. A ver, cuando los periodistas tenemos que hablar de la grandeza de nuestro trabajo (que tiene, y mucho, si no no los censurarían ni los matarían) nos gusta citar a Arthur Miller, autor de la frase “un buen diario es una nación hablándose a sí misma”. O sea que, en un esquema ideal, el diario hace un compactado de la realidad y la convierte en actualidad, jerarquiza lo importante y lo accesorio, asigna unos verbos y unos adjetivos para describir lo que pasa, designa a unos protagonistas y unos secundarios, decreta la caducidad de una polémica y abre una nueva, y la sociedad y sus representantes discuten el temario hasta tomar partido. Por supuesto, este esquema ideal viene con un gran asterisco: los diarios tienen filtros.

Las redes sociales han puesto fin a este monopolio, porque también son, por sí mismas, unas salas de debate calientes. Con una diferencia básica: la conversación digital tiene tan poco filtro que más que naciones hablándose a sí mismas, a menudo se convierten en naciones insultándose a sí mismas. Ahora bien, algunas prestaciones de las redes son ventajosas, en comparación con las de los medios: la conversación es de abajo arriba y dan a todo el mundo la posibilidad de convertirse en un emisor.

Sin embargo, no todos los filtros de los medios son malos. Ser periodista no es lo mismo que ser emisor, porque la responsabilidad profesional de firmar lo que se dice comporta una responsabilidad social que hay que honrar.

Así pues, ¿medios o redes? Esto es como el transporte. ¿Avión, tren o coche? Depende de la prisa y de la distancia. Las redes son inmediatas y los periódicos más reflexivos. Pero si aún quieres saber más, coge un libro.

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