Cuando Samuel Umtiti renovó el contrato con el Barça el verano de 2018 ya había un poco de mal ambiente en el club cuando se hablaba de él. Hasta entonces, su operación era todo un ejemplo de cómo se debe actuar en el mercado de fichajes. Encontrar a un futbolista de primer nivel sin tener que pagar un traspaso alocado. Acertar con alguien que ya ha demostrado tener talento en un club como el Lyon, donde durante dos años se convirtió en uno de los mejores defensas del mundo. Ese 2018, la pareja Umtiti-Piqué parecía destinada a hacer historia. Y el Mundial que jugó el francés en Rusia, con goles clave y el título de campeón del mundo bajo el brazo, no hizo sino reforzar la idea de que el Barça había hecho bien renovándolo justo antes del torneo, en junio de 2018.
Ese verano, el Barça no quería perder a un jugador que después de dos años con una ficha baja se vio empoderado para pedir un sueldo muy alto. Bartomeu hizo lo que hacía siempre: le dijo que sí difiriendo los pagos y haciendo que la masa salarial fuera alocada una vez él ya no estaría. Pero ya ese verano de 2018 en el Barça sufrían por el estado físico del francés, que quiso forzar para estar en el Mundial en vez de operarse. Respetable, porque el sueño de ser campeón del mundo no lo tienes cada verano. Igual que es respetable que no quisiera operarse, optando por otros tratamientos, porque tenía un recuerdo traumático de una operación de joven que casi lo dejó fuera de combate.
Hasta entonces, con un poco de empatía, puedes entender a Umtiti. Aspirar a ser campeón del Mundial, intentar recuperarse sin afrontar el miedo de un quirófano y pedir un sueldo exagerado, porque ves que el resto de la plantilla hace lo mismo. Pero llegados a este punto, ¿dónde estamos ahora? ¿Qué hay que hacer con él? Umtiti sabe que ningún club de primer nivel lo fichará. Y los expertos admiten que nunca más recuperará el nivel que tenía en 2017. Umtiti ha visto cómo el club, a pesar de cometer errores, tuvo paciencia con él cada vez que decía que quería ir a ver a un experto diferente. Y Umtiti sabe, porque lo ha dicho Koeman, que jugará pocos minutos en una plantilla con Piqué, Eric Garcia, Lenglet, Araujo y Mingueza. ¿Por qué razón se queda? Sencillo: no tiene adónde ir. Y en lugar de tener un gesto altruista y rescindir el contrato, ha decidido quedarse en Barcelona cobrando, como si encarara ya el tramo final de su carrera. Pero en realidad tiene 27 años. Y seguro que podría volver a empezar en un club más modesto, aunque le duela. Entre ser valiente y volver a empezar o ser egoísta para seguir cobrando al Barça, ha escogido la segunda opción. No sorprende mucho, de hecho. ¿Cuántos jugadores han tenido gestos altruistas? ¿Cuántos jugadores han renunciado a parte del sueldo cuando han sabido que estaban bajos de forma? Los podemos contar con los dedos de una mano.