No tendría que ser extraordinario que el Govern indemnice de oficio a alguien que ha perdido un ojo por un proyectil policial por el solo hecho de participar en una protesta, sin haber cometido ningún delito. Pero Ester Quintana tuvo que pelearlo a fondo en los juzgados. Su caso marcó un punto de inflexión, con la prohibición en 2013 del uso de balas de goma por parte de los Mossos d'Esquadra y la creación, el año siguiente, de un protocolo para indemnizar a las víctimas de actuaciones de la policía catalana. Tenía que ser un cambio de dirección que no lo fue tanto: el protocolo no se había aplicado nunca hasta ahora –los consellers Ramon Espadaler, Jordi Jané, Joaquim Forn y Miquel Buch no crearon nunca la comisión que lo tenía que ejecutar– y los proyectiles policiales, ahora de foam, continúan reventando ojos.
Han pasado ocho años sin que se cumpliera el compromiso de la conselleria de Interior de Ramon Espadaler. Tuvieron que llegar los disturbios contra el encarcelamiento de Pablo Hasél, en el que un proyectil de foam vació el ojo a una chica de 19 años, para que el entonces conseller, Miquel Sàmper, recuperara aquel compromiso olvidado y nombrara los miembros de la comisión que tenía que encargarse de las indemnizaciones. Aun así, la comisión tampoco se llegó a constituir. Ahora finalmente se ha encargado de ello el actual conseller, Joan Ignasi Elena, después de que el ARA pidiera, con una petición de información pública, las actas de la comisión.
Hay anuncios políticos que no se acaban convirtiendo en realidad o tardan años en hacerlo porque quedan encallados en limbos burocráticos: una comisión que no se acaba constituyendo, un decreto pendiente del reglamento para desplegarlo, etc. Mientras tanto, la realidad continúa avanzando y aquel anuncio se convierte en papel mojado, en humo mediático. Hasta que no hay suficiente voluntad política o un mínimo de eficiencia para sacar adelante lo que se ha prometido. Estos anuncios empujan la desconfianza de los ciudadanos en la política institucional.
Ahora otra comisión, esta parlamentaria, debate desde hace cinco meses sobre el modelo de los Mossos d'Esquadra. Previsiblemente, tardará todavía unos cuantos meses más en concluir nada, pero mientras tanto la policía continúa actuando, porque ni puede ni tiene que dejar de hacerlo. Es normal y es sano que los diputados debatan a fondo los temas complejos, pero esperemos que la discusión no se eternice, porque se tienen que tomar decisiones.