1. Esto no es un artículo sobre la gestación subrogada. Los debates sobre la compra de personas, el uso de las mujeres como vientres de alquiler, las madres-horno como modelo de negocio y los límites de la decadencia humana los dejo para los expertos. En cualquier caso, aquí la ley está muy clara. La gestación subrogada es ilegal. Desde 2006, el artículo de la ley tiene un redactado que no deja rendijas para la interpretación. "Será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero". Naturalmente, hecha la ley hecha la trampa. Y quien más quien menos conoce a alguien que ha ido a buscar un hijo a un país donde la ley no lo prohíbe si no es a cambio de dinero. Aunque, al fin y al cabo, prácticamente siempre hay un intercambio por una cantidad que la madre considera que le salen a cuenta el embarazo, el parto y desprenderse de un hijo que nunca verá. Si, además, detrás hay una red internacional de vientres de alquiler, que se aprovecha de las madres biológicas, el delito es un crimen de lesa humanidad.
2. Esta columna es sobre la reciente decisión del Tribunal Supremo que permite ocultar el origen de los niños que han nacido por gestación subrogada. El Alto Tribunal ya admite que se estén inscribiendo a bebés que llegan al Estado fruto de un vientre de alquiler. Es decir, se hace la vista gorda con la ley. La novedad es que, por primera vez, el Supremo da la razón a los padres de un bebé nacido en el extranjero por gestación subrogada para que puedan inscribirlo en el Registro Civil como si hubiera nacido en España. De esta forma, se oculta su procedencia. Los argumentos que da el Supremo son que, así, “se permite la protección del menor y su derecho personal y familiar, en el ámbito de la protección de datos que denotan su origen, además de su derecho a la no-discriminación por razón de nacimiento”. ¿De verdad que protegen al bebé, que también es una persona, permitiendo que se borre su origen? El Tribunal habla de no estigmatizar al niño pero, en cambio, se está perpetuando la mentira. En nombre de su bien, y quién sabe si de la tranquilidad de conciencia de sus padres, se está escondiendo su origen. ¿No se está vulnerando el derecho fundamental de una persona si le escondes el lugar donde ha nacido y quién es su madre biológica?
3. Hace más de diez años, en TV3, hicimos un programa dedicado a los bebés robados en Catalunya. Tiempo después, escribí una novela sobre este fenómeno escalofriante y escondido bajo un paraguas de silencio. De entrada, poco tiene que ver con lo que hemos hablado hasta ahora, pero sí con el derecho a saber de quiénes somos hijos. Para documentarme sobre el alcance de ese escándalo, hablé con asociaciones de bebés robados, con abogados expertos y barajé un alud de cifras y papeles. De todo ello había un dato significativo. La práctica de los bebés robados en España cayó en picado a partir de 1999, cuando se prohibió la ley del parto anónimo y se obligó a inscribir a cada bebé con el nombre de su madre biológica. Había terminado la práctica de hacer constar en el Registro el nombre de la madre adoptiva como si fuera la madre biológica, que había sido la gran trampa. ¿El motivo? Toda persona tiene derecho a seguir su rastro. Todo el mundo tiene derecho a saber dónde nació y quién es la madre que lo parió. Esta semana, con la decisión del Supremo, se abre la puerta a volver muchos años atrás y se cae en una flagrante contradicción.
4. Y, mientras tanto, la gran incoherencia de un hecho que explica el Telenotícies: una persona de Ulldecona que nace en el Hospital de Tortosa a partir de ahora deberá figurar en los papeles –registro civil y DNI– como nacida en Tortosa. Ahora bien, si has nacido en Florida por un vientre de alquiler sí puedes poner que eres hijo de Ulldecona. El agravio clama al cielo. "Quien pierde los orígenes pierde la identidad", cantaba Raimon.