Cambio de etapa. El pasado lunes, en el Congreso, Junts ofició la entrada a un nuevo tiempo que podríamos definir como la deflactación tras la amnistía. Llevó la tensión hasta el último momento. (Y de hecho el PP cayó en la trampa y cantó victoria antes de tiempo, y se quedó con un palmo de narices.) Desplegó exigencias y amenazas pero acabó impidiendo que la legislatura descabalgara antes de empezar. Junts aceptó unos acuerdos más o menos imprecisos, entre ellos el traspaso de competencias en materia de inmigración a la Generalitat, del que ha hecho bandera. Una señal inequívoca del giro estratégico: la ruptura con España no está al alcance, recuperemos posiciones en casa. Y así se reubican adecuadamente en el espacio postamnistía, cuando las pulsiones de confrontación llevan ya tiempo descendiendo.
¿Por qué la inmigración? Que es un problema central en Europa es una evidencia. Estos días hemos sabido que en el 2023 seis mil seiscientos inmigrantes han muerto intentando entrar en España, y son cifras que caen en la indiferencia. Es evidente que la inestabilidad del mundo provoca desplazamientos masivos, y no es fácil gestionar un problema de dimensiones universales y por tanto con intereses muy contrapuestos. En Catalunya se añade un argumento demagógico, que es el aumento de la población extranjera como amenaza para la lengua y la cultura. Es fácil buscar cabezas de turco para nuestros problemas y es peligroso vivir instalados en la idea de que las naciones tienen propietarios.
En todo caso, es una cuestión que inquieta a la ciudadanía, entre otras cosas porque desde el poder y el orden se ha insistido en señalar a los inmigrantes –los pobres– como un peligro. Junts muestra preocupación por un tema delicado para una población que a veces se siente descolocada viendo cómo el entorno cambia. Y es una opción táctica que puede serle útil en su proceso de reconstrucción. Es decir, de regreso a los orígenes como derecha catalana.
Dando centralidad a la inmigración, Junts se sitúa en la línea de evolución de las derechas europeas, que han hecho del endurecimiento en este terreno prioridad para ganarse una ciudadanía en crisis de referentes que a menudo se siente ignorada; recupera méritos frente a los poderes económicos, de los que se alejó con la tentación independentista, y marca perfil frente a Esquerra, que por las zonas electorales de proximidad es siempre el principal rival. Junts hace camino para recuperar el liderazgo conservador, instalándose en la agenda del momento de la derecha europea, no exenta de tentaciones autoritarias. ¿Habrá fugas? ¿Quién liderará la sacudida?
