¿Cómo aterrizará la economía en el 2024?

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Billetes de dólar

Un aterrizaje suave depende de la pericia del pelotón, la calidad del avión y las turbulencias. Hay pilotos como Chesley Sully Sullenberger, que hizo un amaraje en el río Hudson después de que unas aves bloquearan los motores del avión hace quince años. Parece que Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal (la Fed para los amigos), está consiguiendo realizar un aterrizaje suave de la economía de EEUU controlando la inflación sin provocar una recesión. Él mismo dijo, a mediados del 2022, que había caminos plausibles para obtener un aterrizaje suave (soft) o “más o menos suave” (soft-ish), con lo que quería decir "un poco accidentado". Alan Blinder, vicepresidente de la Fed de 1994 a 1996, era optimista sobre esta posibilidad, mientras que el ex secretario del Tesoro Larry Summers era pesimista.

Hubo un debate encendido entre los que afirmaban que la inflación en EEUU era transitoria y debida sobre todo a las distorsiones en la cadena de suministro por la pandemia y quienes afirmaban que era persistente y que se debía a una sobreestimulación de la demanda por una política monetaria laxa y una política fiscal expansiva. Entre los primeros estaban los Nobels Paul Krugman y Joseph Stiglitz, y entre los segundos, Summers. Al principio parecía que los últimos tenían razón, porque la inflación seguía disparada. Hoy por hoy la inflación se ha reducido, y lo que es más importante, sin que la economía haya entrado en recesión. El resultado es asombroso, dada la gran y rápida subida de los tipos de interés por parte de los bancos centrales y de la Fed en particular (más de 5 puntos porcentuales en 14 meses). La esperada recesión anunciada para 2023 no se produjo, y el escenario central de los analistas es que se producirá el aterrizaje suave. La bolsa ha subido y el rendimiento de los bonos ha descendido, lo que ha corregido parcialmente la subida anterior.

¿Qué explica esta desinflación sin recesión? El “campo transitorio” dirá que es por el despegue de las cadenas de suministro, mientras que el “campo persistente” dirá que se debe al acierto de la política monetaria restrictiva de la Fed. Pero el problema en la explicación es que esto se ha producido sin recesión (cuando se afirmaba que el desempleo en EE.UU. debería llegar al 10% para subyugar la inflación y ahora está en el 3,70%). –Note al lector que una tasa de paro del 10% en EE.UU. es muy elevada, mientras que en España, desgraciadamente y por culpa de las ineficiencias de nuestra economía y mercado de trabajo, es muy baja–. Con toda probabilidad, la explicación del fenómeno debe tener en cuenta tanto el aumento de la oferta por la normalización de las cadenas de suministro como la contención de la demanda por la política monetaria restrictiva (en un contexto de gran estímulo fiscal) . Estudios recientes indican que ambos factores tienen un peso similar.

En Europa, en 2023, la crisis energética fue más suave de lo que se pensaba, con un invierno no demasiado frío y con suficientes reservas acumuladas y con oferta de gas licuado de EE.UU. y también de Rusia (gran proveedor de España junto con EE.UU.). En el escenario central es posible que Europa no se salve de la recesión por el comportamiento de Alemania e Italia. Alemania ha tenido que enfrentar la carencia del gas ruso barato y la desaceleración de China.

Sin embargo, hay escenarios alternativos. Algunos son modificaciones al alza oa la baja pero que no cambian demasiado la perspectiva general, aunque sí modificarían la política de los bancos centrales avanzando o retrasando una bajada de tipos de interés. Entre los negativos, un aterrizaje brusco de la economía en China con los problemas en el inmobiliario. Otros escenarios más severos dependen de perturbaciones y accidentes que pueden ocurrir en 2024, fundamentalmente geopolíticos: evolución de las guerras en Ucrania y Oriente Medio, tensión continuada entre Taiwán y China tras las recientes elecciones en Taipei, y la posible elección de Trump en EE.UU. El factor que puede crear mayor inestabilidad es el de Oriente Medio, que puede provocar otra subida de los precios de la energía y disrupciones y encarecimiento del transporte marítimo. Los ataques de los houthis, intermediarios de Irán, a barcos en el mar Rojo en el estrecho de Bab el-Mandeb, con la añadida tensión entre Irán y Pakistán, son una muestra. Por Suez pasa el 30% del tráfico de contenedores, el 12% del petróleo comerciado por mar y el 8% del gas. Las disrupciones representarían una perturbación estanflacionaria, porque hacen subir precios y reducir actividad económica. Éste sería el caso también si la tensión con China afectara gravemente a la exportación de chips de Taiwán. La posible elección de Trump no tendría efectos hasta el 2025. Eso sí, serían devastadores para las instituciones multilaterales y para el comercio internacional, por no hablar de la democracia en EEUU y en el mundo. Es posible que el dólar se resintiera si Trump intentara una bajada importante de impuestos cuando el déficit fiscal de EE.UU. está entre el 6% y el 7% del PIB. EEUU podría toparse con la inestabilidad del dólar si sigue por la vía de la irresponsabilidad fiscal.

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