Un puesto de fruta del Mercado de la Boquería de Barcelona. MARCO ROVIRA
25/09/2025
2 min

Leemos en el ARA cuáles serán las ordenanzas que pueden impedir que el Mercado de la Boqueria, conocido en todo el mundo, acabe siendo tan auténtico como el Rincón de la Polinesia de Port Aventura, donde te proponen "adentrarte en una frondosa selva donde conocerás aves exóticas e indígenas". Sí, por ese orden: aves e indígenas. En la Boqueria, de momento, ni aves exóticas, prohibidas desde hace tiempo, ni mucho menos indígenas, todos ahuyentados. Dicen estas ordenanzas que los productos elaborados deberán realizarse "a partir de una serie de productos frescos acordados, presentados a temperatura ambiente o en frío, cortados o troceados, o preparados y listos para consumir". Es la manera de acabar, quizá, con los pocos nuestros nuggetspero es la manera, quizá, de perpetuar aquellos botes de plástico con fruta cortada en trozos.

Cuando se va al mercado de las especies de Estambul, siente un poco lo mismo que el turista (que no sea del todo idiota) en la Boqueria. Ningún stanbulino irá a comprar (dicen que) cajitas de azafrán que contienen, en realidad, pelos púbicos tintados de rojo, a jugar a regatear por una camiseta falsa del Barça o por una bolsa de piel trenzada que se deshará antes de llegar al hotel. El cartón piedra es divertido —yo, en Las Vegas, frente a las pirámides falsas, me murí de placer—, pero cuando no te engañan. ¿Quién de nosotros se comprará aquellos botes de plástico con fruta cortada en lugar de comprarse, pongamos por caso, una manzana de Lleida para quejarse por la calle?

El futuro es que las oleadas de turistas, incluso ellos, comprendan que la Boqueria "ya no es auténtica" porque "ellos" (ellos somos nosotros) ya no van. Entonces, los más espabilados empezarán a invadir el del Ninot. Harán instagrams donde hablarán de autenticidad. La estampida no tardará. Los indígenas se marcharán. No se puede ir al mercado si, cuando llevas un carro de la compra, ya no puedes pasar del gentío. Y alguien dirá que quizás valdría la pena vender fruta (la que no se puede vender) cortada en trocitos y en vasos de plástico.

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