Banalizar la violación

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Rodríguez Ibarra y el clamor del sur

Cada día nos comunican la temperatura extrema que tenemos por la época del año, como si no la sufriéramos, pero no nos dicen qué medidas extremas se tomarán para evitar que cada año aumenten las temperaturas y nuestras angustias extremas. Supongo que lo tienen todo pensado, como hasta ahora, que, a pesar de verlo a venir, lo dejan en manos del futuro. Saben que el futuro ya lo tenemos encima, pero el presente político va por libre. No basta con ver cómo el calor y la sequía ganan terreno, ni nuestras angustias, que además necesitamos más declaraciones de antiguos diplomáticos que parece que salgan de los sarcófagos solo para escupirnos. No hacen subir la temperatura, pero alguien debería enfriarlos. Se ve que ellos solos no pueden. El último miembro de la vieja guardia, mientras escribo este artículo (estoy convencida de que no será el último en general), fue Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el expresidente de Extremadura, que dijo que "si ha habido un escándalo monumental porque algunos violadores han perdido meses de cárcel y algunos han salido a la calle, ¿cómo soportar que alguien viole a 40 millones de españoles?". Compara la amnistía con una violación y añade que "a nadie se le ocurriría amnistiar a un violador". Esta violación de 40 millones de españoles hace referencia a la amnistía. Compara la amnistía con una violación. Lo repito, no para vosotros, sino para mí misma, que ni puedo entenderlo ni puedo dar crédito a esa falta de sensibilidad. Extrema.

La equiparación terrible de Ibarra, hecha a conciencia, es grave siempre, es decir, nunca es pertinente. Pero es especialmente lacerante cuando llevamos tanto tiempo soportando noticias dolorosísimas sobre violaciones a niñas y mujeres. Cuando vemos, por otra parte, que estas noticias, aparte de escandalizarnos, no son tomadas como una prioridad nacional, como una situación crítica, de emergencia, a la que el país debe hacer frente con todos sus medios. Porque si nos ponemos a equiparar, las mujeres estamos muy lejos de estar protegidas como lo está la intocable unidad de España. Y a diferencia de la democracia, a las mujeres sí que nos violan. Constante y literalmente. Dicho esto, demostrar esa falta de empatía sin pudor es una agresión brutal. ¿Sabe el expresidente de Extremadura qué es una violación? Por su bien, espero que no. Aunque su bien a mí no me preocupe, no le iría deseando el mal solo por existir. Menos aún se me ocurriría relacionar una cuestión estrictamente política con un acto de violencia que hace siglos que sufrimos las mujeres. Por mucho que haya españoles que consideren que faltarle al respeto a la Constitución y romper la unidad de España es el peor delito que se puede cometer. Este es el problema, en realidad. Han perdido (hace mucho tiempo) completamente el norte democrático y de ahí que se digan barbaridades como estas. Conste que no es una excusa. Tampoco lo es que hayan envejecido. Ya lo escribí en otro artículo sobre los ancianos del PSOE. Que nos quieran exterminar o que se sientan violados por querer ejercer nuestros derechos democráticos es un tema que tiene que hacerse mirar más allá de la edad. Y que se hayan hecho viejos no les da derecho a insultarnos permanentemente. Ni como catalanes ni como mujeres.

La ministra y portavoz del PSOE Pilar Alegría ha respondido a Ibarra diciendo "siempre respeto la opinión de cualquier ciudadano y más de personas tan importantes dentro de mi partido, pero sí les pediría contención a la hora de utilizar ciertos verbos" .Pedir contundencia a la ministra ya debe de ser pedir demasiado.

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