Apasionante duelo de marketing en el sector financiero español. El BBVA lanzó ese anuncio cargado de buenas intenciones que venía a decir "da igual de dónde venimos, si de Madrid o de Bilbao, lo importante de un banco es que cace ratones", haciendo protagonistas a dos clientes sensatos que hubieran podido acabar quedando por cenar. Era la manera de convertir el puñetazo de una opa en una canción de La Marató y de explicarlo a la catalana, es decir, sugiriendo diálogo y apelando al sentido concreto de las cosas que se nos atribuye. Una forma interesante de bajar una operación de poder económico y político a pie de calle, desnuda de las partes feas, y de invitar a imaginarse como servicio a la sociedad las fantásticas ventajas de un banco de tamaño europeo, aunque la letra pequeña conlleve el daño colateral de la desaparición de un banco catalán.
Obviamente, al Banc Sabadell le va la vida y ha ido fuerte, mucho más de lo habitual en el sector. En su visión del duelo, esa opa amable es un dragón al que hay que matar. Y si el BBVA hace hablar a los clientes, el Sabadell da la palabra a toda la sociedad catalana, y la involucra en una especie de causa existencial: chicos, un monstruo nos acosa; ¿qué debemos hacer de la opa, la matamos como si fuera un dragón? Recuerdan a los expertos que la decisión final pasará por la mesa de Pedro Sánchez, nada interesado en agitar las aguas de la Cataluña hispanonormalizada. Y así, el propio Banco Sabadell que sacó de Catalunya la sede social por el Proceso, ha vuelto y se abraza a la imagen de Sant Jordi para hacer como en el poema de José María de Sagarra: "Con ella tiene más sangre dentro de las venas para vencer a todos los dragones del mundo".
