Cambio de rasante

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Bolaños i Junqueras  a Barcelona

La primera fase sirvió para conseguir sentarse en la misma mesa y pactar los indultos a los presos políticos. La segunda fase de la que hablan ERC y el PSOE comienza con una ley de amnistía, el acuerdo para el traspaso progresivo de Rodalies y la condonación del 20% del endeudamiento catalán con el Estado. Es sabido que el diablo reside en la letra pequeña, y a estas alturas no conocemos el articulado de la ley de amnistía, pero la firma de un acuerdo es un avance político por el que nadie habría puesto la mano en el fuego tan solo hace unos meses. Es un paso innegable, la voluntad de llevar el conflicto político entre Catalunya y España a una mesa de negociación y no a los juzgados, el reconocimiento del choque de legitimidades (parlamentaria y popular versus institucional y constitucional), el diálogo como instrumento político fundamental y el principio de suficiencia financiera para abordar las competencias de la Generalitat.

No será fácil para nadie, pero el primer paso es importante. Los acuerdos facilitarán el voto favorable de ERC a la investidura de Pedro Sánchez, que tiene por delante meses de ira política y mediática de la derecha, la ultraderecha y sus terminaciones nerviosas en la judicatura. En las próximas horas veremos si se rubrica el acuerdo con Junts, que parece encarado y quiere también su momento de escenificación. De momento, Carles Puigdemont ya ha logrado el reconocimiento político. Para el país sería positivo que también ganara la libertad.

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