Ordenador portátil en el sofá
18/10/2023
2 min

Se puede detectar, siempre, siempre, sin error alguno, si quien tienes delante tiene o no tiene hogar. Digo hogar y no casa, porque quiero decir tener un sitio “para siempre”, un sitio que ya está pagado o que nunca costará pagar. Un lugar del que no tendrás que irte si no quieres. Quien no tiene o no ha tenido siempre “hogar” es quien detecta si los demás lo tienen. El sufrimiento leve, pero constante, de –y la expresión viene de aquí– no tener dónde caer muerto, nunca te deja y se transmite a los hijos, sin querer.

Los que tienen hogar suelen tener más interés por las plantas y incluso por las flores.

Desde un estado irónico, tienen interés en celebrar las fiestas ligadas a las estaciones y el paso del tiempo. Ahora compran castañas, hacen crema de calabaza, les hará gracia comprar pan de Sant Jordi, cuatro panellets o butifarra de huevo por Quaresma. Tener hogar te hace estar “más arraigado”.

Les interesa más la cocina.

Hablan, sin querer, de costumbres familiares creadas. "Los sábados por la noche miramos una serie con la manta". Tienen una manta de mirar series. Los demás no quiere decir que no los tengan. Si la tienen no la tienen “tanto”. Porque si se tapan con la manta, se tapan mucho más a medias. Están alerta, vigilante, sin descansar nunca.

Comprende vino a la avanzada y tienen interés en tener una despensa.

Son más aseados con la nevera. Cuentan pequeñas costumbres, divertidas, como poner las cervezas bien alineadas con la etiqueta hacia fuera, como peculiaridades de la personalidad. No calculan, claro, que esta personalidad es fruto justamente de tener hogar.

Tienen más sentido del humor. Situaciones que exasperarían a otros (la negligencia de un tendero, de un fontanero) les hacen reír y las explican. Son muy buenos amigos, por este motivo.

Suelen tener más cuidado, sin ser conscientes de ello, de los amigos y familiares. Los invitan, les llaman. No les escatiman los elogios.

Tienen carro de ir de compras y miran las ofertas.

Son más ordenados.

Rien muchas más veces que los demás, a lo largo del día.

Son más propensos a tener –y querer– animales domésticos .

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