Manifestación contra la amnistía convocada por Societat Civil Catalana.
25/03/2025
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Es de lectura muy interesante el reportaje de Roger Palós en este diario sobre las entidades espanyolistas que actúan contra la escuela en catalán tanto en Cataluña como en la Comunidad Valenciana y Baleares. Sociedad Civil Catalana (con sus derivados: Sociedad Civil Valenciana y Sociedad Civil Balear), Escuela de Todos, Asamblea por una Escuela Bilingüe o Hablamos Español se dedican a combatir la enseñanza del catalán y en catalán en los Países Catalanes, una realidad que según ellos no existe, pero los territorios o las comunidades que forman parte sí que curiosamente tienen en común el hecho de tener Losada, cuando dice que tienen implantación sobre todo en Catalunya, la Comunidad Valenciana y Baleares porque "la situación es mucho más complicada": la "complicación" debemos entender que es el hecho de que la gente habla catalán).

Como entidades, toda esta gente (podemos contar también algunas locales, como Lo Rat Penat en el País Valenciano o la Fundación Jaume III en Baleares) también tienen cosas en común: la primera y fundamental, ya lo hemos dicho, es la lucha contra la lengua catalana, que de forma organizada llevan al terreno político, jurídico y social. Otra es la opacidad de su financiación: dada su exigua representatividad social y escasa capacidad de movilización, se hace difícil saber de dónde sacan los recursos para su considerable actividad, sobre todo la que llevan a cabo en los juzgados. Teniendo en cuenta que se pasan la vida denunciando supuestos chiringuitos del catalán, valdría la pena que se obligara a estas entidades tan castizas a la transparencia pública y la rendición de cuentas. Comparten también, en fin, la falsedad de sus planteamientos. Todas parten de dos presupuestos fundamentales: uno, el castellano está perseguido o arrinconado en Cataluña, la Comunidad Valenciana y Baleares, en "beneficio" del catalán (falso: la situación es justamente la inversa, y obviamente perseguir y arrinconar lenguas no es nunca un "beneficio" para nadie); y dos, en la Comunidad Valenciana y en Baleares el "catalán" amenaza con sustituir al "valenciano" o al "mallorquín" (o el menorquín, el ibicenco, el formenterero, y todo el rico abanico de idiomas que se ve que hablamos en Baleares). Por el momento no se conoce ningún caso de ningún alumno catalán, valenciano o isleño que no sepa castellano. Tampoco ningún niño de Burjassot o Felanitx que de repente se haya puesto a hablar como si fuera de Tremp o del barrio de Sants.

Hace pocos días, el TSJC no perdía ocasión de ordenar en doce escuelas catalanas el mantenimiento del absurdo 25% de español. Como actuar contra una lengua (y más aún: contra el derecho a estudiar en la lengua propia del país) no tiene ningún sentido pedagógico ni ninguna consecuencia positiva para el conjunto de la sociedad, sino que es una forma evidente de agresión, debemos concluir que la motivación (y la financiación) es la pura y simple convicción del nacionalista que odia la lengua de los demás. Pasan los años, pasan las generaciones, y de ahí no salen.

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