Jordi es un badalonés que se acerca a la treintena que nació con el corazón enfermo, o defectuoso, o simplemente diferente de los corazones que laten al ritmo adecuado y sin sustos durante años y cerraduras. Desde pequeño tuvo que aceptar —más tarde llegaría a entenderlo, pero no se puede pedir a un niño que comprenda algo así— que su corazón le privaría de hacer ciertas cosas, que le obligaría a entrar y salir del hospital, que le sometería a pruebas de vida o muerte y que en cierto modo amenazaría su futuro. que se cansaba demasiado pronto. Debía de costar tragar, pero se resignó. Más adelante, con la adolescencia y la primera juventud, la cosa empezó a complicarse: no se trataba de jugar en el patio como los demás; entonces Jordi tenía que renunciar a fumar, a beber, a hacer todo lo que hacían sus amigos y que todos hemos hecho cuando teníamos veinte años sin pensar en las consecuencias.
Estas privaciones, o el sentimiento de culpa cuando no las cumplía, fueron haciendo bola en su interior, como un quiste que se va engordando sin parar. Y junto a la rabia estaba ese miedo —a veces era miedo, a veces ni eso— de pensar que no llegaría a adulto, que no conocería el amor de verdad, que no tendría hijos. ¿Cómo se vive cuando tienes veinte años y has planificado la música que quieres que suene en tu funeral?
Jordi F. Vives es ahora un cardiópata adulto que conoce sus límites pero no siempre está dispuesto a respetarlos, y encuentra en escritura la forma de desahogarse. Escribe durante las largas estancias en los hospitales, que incluyen noches blancas y desesperadas y días de recuperación que se alargaran y parece que no deban acabar nunca.
No espere un relato agridulce como Pulseras rojas: en este libro hay una vivencia real, y la soledad, la tristeza y la desesperación de las noches de hospital se describen con crudeza.
La editorial Pont del Petroli ha publicado Los días de Sheeran, Mayer y McLean, una novela breve donde un joven enfermo del corazón se confiesa, se enfada, duda, transgrede, reza y, sobre todo, pone por encima de todo sus ganas de vivir. De manera implícita, en el relato se esconde un sincero y tierno agradecimiento para los padres y la familia, para los amigos y las enamoradas, para la ciudad de Badalona, que la acoge siempre que pierde el norte. Y, sin embargo, el joven héroe del corazón enfermo admite que si algo ha acabado entendiendo es éste: por mucho que te quieran, por más acompañado que estés, en el momento de la muerte estarás solo.
Leyendo Los días de Sheeran, Mayer y McLean de Jordi F. Vives podréis intuir cómo es vivir como si caminaras siempre por una cuerda floja, como dice el protagonista: “Adelanto con miedo, consciente de que si hago un paso en falso caeré, y no sé volar. Miro hacia delante y sólo veo un camino estrecho, suspendido en el aire”.
Enhorabuena, Jordi, Anna Maria, Toni: el camino es estrecho ya ratos muy pedregoso, pero sus ganas de vivir siempre acaban mirando adelante con una sonrisa. Coraje viene de corazón.