Criptomonedas e irracionalidad

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Sam Bankman-Fried en la entrada del tribunal de Nueva York, el pasado 3 de enero.

Si algo caracteriza en este siglo a los mercados financieros, es la irracionalidad. En teoría, una inversión es una decisión en la que quien maneja su propio dinero o el de un cliente analiza las perspectivas futuras del activo que adquiere, así como la seguridad de la inversión y la liquidez, es decir, la facilidad de desinvertir cuando sea preciso.

Keynes postuló su teoría de los animal spirits, a la que me he referido en esta tribuna: los agentes económicos se mueven más por impulsos irracionales que por argumentos objetivos. En los 90, el entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, pronunció en un discurso su famosa frase: “Exuberancia irracional”, para referirse a la escalada de la bolsa, en aquellos años locos previos al primer crac de las puntocom. La frase fue título de una de las principales obras de Robert J. Shiller, premio Nobel de economía.

La irracionalidad no solo no ha desaparecido, sino que continúa. Este año ha sido fatídico para las criptomonedas en lo que a aspectos penales se refiere: Sam Bankman-Fried, fundador de la plataforma FTX, detenido en Bahamas, se enfrenta a un juicio que le puede suponer la cadena perpetua, acusado de blanqueo de capitales y violación de leyes financieras. En una de las vistas, dijo, literalmente, el que fuera considerado el Warren Buffett digital: “No tengo ni idea de criptomonedas”.

Changpeng Zhao, de Binance, plataforma multada con 4.000 millones de dólares, se declaró culpable de blanqueo de capitales. Diez veces superior fue la sanción a Do Kwon, por la quiebra de la criptomoneda luna, la pasada primavera. Alex Mashinsky tuvo la misma suerte por la quiebra de Celsius. Silvergate Bank también ha quebrado… La lista de delitos financieros, fraudes y estafas hace enrojecer a cualquiera.

Sin embargo, y esto es lo curioso, ha sido un año de altísima rentabilidad para las principales criptomonedas. Bitcoin arrancó en 15.989 dólares y cerró en 38.253. Una revalorización del 140%. Ethereum aumentó un 73% su valor. ¿Por qué? Si tuviera una respuesta, debería argumentarla. Pero el motivo es irracional. Todas las burbujas, tras su explosión, experimentan un repunte al año de caer. Esta puede ser una de las explicaciones. Se dice que la posible legalización de fondos cotizados en criptos esté detrás de esta subida. Pero quienes me siguen aquí ya conocen mi opinión. Las criptomonedas no son dinero. Son archivos únicos digitales alrededor de los que se ha creado un mercado especulativo. Más allá de su intercambio, detrás de ellos no hay ningún valor subyacente. Ni empresas ni países secundan su valor. No hay nada. Absolutamente nada.

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