ANTES DE AHORA

Crónica de 'foot-ball' (1895)

Piezas históricas

Enric Franco ‘Franco’
3 min
Foto de un partido de fútbol en el antiguo Velódromo de la Bonanova.

Crónica de fútbol atribuida a Enric Franco Fontanilles 'Franco' (Barcelona, ​​1853-1900) en La Vanguardia (27-III-1895) redactada tal día como hoy hace 131 años. Traducción propia. Fue la primera pieza periodística publicada sobre este deporte en un diario barcelonés. El día antes (26-III-1895) El Diluvio había insertado un gacetilla informando de aquel partido. La Vanguardia lo había anunciado diez días antes. El Velódromo de la Bonanova estaba situado donde ahora están las calles Vallmajor, Reina Victoria, Valero y Modolell.

Desde el pasado lunes habrá que incluir el nuevo juego de pelota entre los deportes que tienen adquirida carta de naturaleza entre la juventud catalana. El Velódromo de la Bonanova se vio lleno por completo la tarde del lunes por un público elegante y entusiasta que, deseoso de conocer la lucha de la que sería testigo el espacio mencionado, acabó aplaudiendo calurosamente cada una de las diversas jugadas que va presenciar durante el partido. Pasadas las cuatro de la tarde, y después de algunas fotografías hechas a los jugadores, que se presentaban en la pelouse con los vistosos trajes, se dio la señal de inicio del partido. La agrupación deportiva de Torelló jugaba al noreste, y por tanto de cara al sol y contra el viento; la sociedad Foot-ball de Barcelona jugaba al suroeste, con viento y sol a sus espaldas. Los cinco corredores delanteros (forvardos) que presentó online el Torelló, de aspecto altivo y atlético, contrastaban de algún modo con sus defensas; el aspecto de la mayoría de éstos, no muy valiente, como se puso de manifiesto en la lucha. El Barcelona presentó un equipo más homogéneo: corredores ligeros, defensas fuertes y revenidos y un portero (goal keapper) seguro. Es difícil reseñar las innumerables peripecias de las que consta el juego. Basta decir que los asistentes, que pertenecían en gran parte a lo mejor de Barcelona, ​​salieron entusiasmados y satisfechos de la sesión. [...] Cuando algún defensa como Wilson o Englis, Brown o Cochran propinaba a la pelota uno de esos golpes que le levantaba a 30 o 40 metros, o cuando después de una enconada lucha se apropiaba de ella alguno jugador para llevarla hasta la puerta, los aplausos y aclamaciones entusiastas llovían como justo premio a la destreza de uno oa la agilidad de los demás, de modo que los espectadores se atribuían el papel de juez en el partido. La nota triste que por fatalidad poco frecuente sufren estas competiciones no se presentó afortunadamente en este caso. Alguna caída sin consecuencia o una acometida algo dura hicieron reír un poco a los espectadores. [...] Para concluir dedicaré un aplauso a los organizadores, a los propietarios del velódromo que facilitaron el juego y finalmente a los jugadores de uno y otro bando que más destacaron en el partido. Los de Barcelona lo merecen sin distinción y especialmente el capitán señor Reeves (1 gol) [siguen todos los nombres con el número de goles de cada uno]. En cuanto a los de Torelló, destacó el capitán señor Cochran [siguen más nombres con el número de goles]. Como es costumbre en estos casos, vencedores y vencidos se reunieron en el Restaurante de Francia a deponer sus armas ante el besteach y el whisky, pronunciando brindis a la salud de SM el Rey, de la Reina Regente, de SM Británica y de los aficionados en general, haciendo votos todo el mundo por la rápida propagación del juego tan brillantemente inaugurado.

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