La dana, Bill Gates y Brigitte Macron
En el primer aniversario de la dana en el País Valenciano, con funeral de estado incluido, lo que más cuece son las 229 muertes evitables, que perseguirán para siempre a los responsables políticos que no estuvieron a la altura, especialmente el presidente Carlos Mazón. Un hombre que ese día fatídico tardó en el Cecopio y hace tarde en presentar su dimisión. Según la World Weather Attribution, un foro de colaboración de científicos expertos en el impacto de la crisis climática, la dana de ese 29 de octubre fue un 12% más intensa debido al calentamiento global, provocado por los gases de efecto invernadero.
Menos mal que Bill Gates ha venido a enfriar el ambiente con la publicación de un memorando en su web donde afirma que el cambio climático "no conducirá a la desaparición de la humanidad", y que no debemos ser alarmistas. Uno de los grandes apóstoles de la visión apocalíptica del cambio climático, que hace cuatro años publicó el libro Cómo evitar el desastre climático, ahora da marcha atrás y se alinea con el discurso dictado por la Casa Blanca. El giro de guión del multimillonario tecnológico alimenta el relato de los escépticos y negacionistas del cambio climático, debilitando la cumbre climática anual (COP30), que se celebrará en Brasil.
El descrédito a la ciencia en las cuestiones medioambientales, con o sin Gates, no deja de crecer. Se imponen con asombrosa facilidad las medias verdades o los mitos falsos. Niegamos datos verificados científicamente y, en cambio, abrazamos falsedades con una fe casi religiosa. Algunas, del todo delirantes. No hace falta ir muy lejos para encontrar ejemplos. Esta semana, en Francia, ha finalizado el proceso judicial contra las impulsoras de una teoría conspiranoica que asegura que Brigitte Macron, la primera dama, es en realidad una mujer transexual. No hay ningún indicio de que avale esta fantasía, y, en cambio, hay evidencias abundantes que la desmienten. Sin embargo, el rumor, nacido del sexismo y la transfobia, y amplificado por youtubers conspiracionistas vinculados a la extrema derecha, se ha esparcido como la pólvora y ha sido digerido como verdad por millones de personas.
Tragarse las mentiras, aunque no lo parezca, es indigesto y duele. A veces mucho daño. La historia rocambolesca sobre Brigitte Macron ataca a las mujeres y alimenta el odio al colectivo trans. La versión light, o directamente cero, de la crisis climática es práctica porque permite que los grandes poderes económicos que se benefician de un modelo basado en los combustibles fósiles, la contaminación ambiental y la explotación descontrolada del medio puedan continuar como si nada. Y a nosotros nos ahorra el trance de admitir que nuestro estilo de vida es insostenible y que es necesario cambiarlo.
Ante la crisis de la verdad, el filósofo Julian Baggini recuerda que la verdad, al igual que un jardín, necesita que la cuidemos, o será inundada por las malas hierbas del mito, de las tergiversaciones, las confusiones y las mentiras. En Valencia, jugar con la verdad ha dejado a Mazón con el agua en el cuello. Veremos si le llega lo suficiente para certificar su funeral político.