El lunes Antena 3 premiaba el espectáculo del fin de semana de Isabel Díaz Ayuso en la Conferencia de Presidentes entrevistándola en el programa de Susanna Griso. La periodista la recibía con un vídeo de presentación inaudito. Imágenes ralentizadas de ella saludando con la mano y sonriendo. Y atención, ponían una música tremendamente sensual. Sonaba la canción More, more, more cantada por Andrea True Connection, quien antes de dedicarse a la música había sido actriz porno. El vídeo de presentación demostraba una fascinación erótica por la presidenta de Madrid. Ayuso miró el vídeo con satisfacción y lo agradeció: "Soy fan de la música que habéis puesto". Todo a su antojo. No es de extrañar, porque tenía efluvios de sex symbol y chorreaba sexismo: difícilmente se presentaría así a un cargo político macho.
Ayuso desplegó su tradicional rol de víctima y a Susanna Griso ya le iba bien. Es más, la periodista entró en valoraciones que iban más allá de la información estricta. Para recordarle la crispación del viernes anterior, la presentadora recordó la cuestión de los auriculares de traducción: "En el fondo, Pedro Sánchez, cuando pone pinganillos por primera vez en una Conferencia de Presidentes, lo hace porque evidentemente quiere generar un cierto conflicto con las lenguas cooficiales, como se ha visto ya en Europa o en el propio Congreso", afirmó Griso. Ayuso añadió más leña al fuego cuestionando los conocimientos lingüísticos de los presidentes catalán y vasco: "Hablan las lenguas cooficiales que no dominan ni ellos mismos pero que las utilizan para esto”, sentenció. Y Griso ni se inmutó. En su afán de servirle munición para que se explayara con contundencia, la presentadora le ofreció unas declaraciones que su tertuliano habitual Gonzalo Miró había pronunciado recogiendo un premio en el País Vasco, donde declaraba desde el atril que le hubiera gustado hacer el agradecimiento en euskera para que así los vascos no creyesen que toda la gente de Madrid "son unos catetos", en una clara alusión a Ayuso. Ni ese premio había tenido trascendencia ni el tertuliano es relevante en la esfera política, pero Griso tuvo ganas de servirle la cabeza de su tertuliano en bandeja para que Ayuso le clavara los dientes. Atresmedia no desaprovechó la oportunidad y esa misma tarde llevaban a Gonzalo Miró a La Sexta, al Más vale tarde, para que replicara otra vez a Ayuso. Como señuelo del programa, para anunciar el nuevo round del combate, hacían un vídeo sensacionalista con letras mayúsculas, imágenes ralentizadas, sonido de tambores y música de acción. Ayuso volvía a ser la protagonista épica del montaje, con primerísimos primeros planos dramáticos. El tertuliano estaba siendo utilizado por la cadena para perpetuar el espectáculo de la presidenta de Madrid y sus polémicas prefabricadas e incendiarias. Porque se trata de eso, de permitirle que se apropie del relato, que marque ella la agenda y promocionarla con tantos vídeos como sea posible con épica y cámara lenta.