El miércoles, cuando todos los medios normales dedicaban sus portadas a las inundaciones de la Comunidad Valenciana, los diarios de la derecha española las dedicaban a la nueva imputación del juez Peinado contra Begoña Gómez, a partir –como siempre– de una denuncia presentada por una organización de extrema derecha. A medida que el recuento de muertes aumentaba, también lo hacía el nerviosismo del PP. El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, se mostró todo el tiempo completamente superado por la situación. Es comprensible que en una situación de caos y catástrofe no se puedan tener respuestas para todas las preguntas, pero sí se debe mostrar cierta capacidad de liderazgo, de la que Mazón (un vulgar arribista de la política) no ha podido estar más lejos.
Más grave que esto han sido los múltiples y graves errores de gestión cometidos por Mazón y su gobierno ante la emergencia climática: no hubo confinamientos, no hubo evacuaciones y se optó por mantenerlo todo abierto pese al aviso rojo publicado por Aemet desde las siete de la mañana del martes. Por si no bastaba, estos mismos errores se repitieron, tras las trombas de Valencia, en los de Castellón. Y un desastre comunicativo: un Mazón que no aceptaba preguntas de los medios, un intento (fallido) de hacer desaparecer el vídeo en el que el propio Mazón anunciaba que las lluvias disminuirían de intensidad a partir de las seis de la tarde del martes, y después , aún, un Mazón escondido detrás del presidente del PP, Feijóo, e incluso detrás del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez.
Feijóo lamentó "la soledad de un presidente autonómico que no dispone de las herramientas necesarias, ya quien los ciudadanos reclaman un esfuerzo adicional". Es decir, que la culpa es de Pedro Sánchez y, si conviene, de los ciudadanos, que tenemos la rara manía de pedir un mínimo de eficacia de las administraciones que pagamos. Sobre la Aemet, el líder del PP llegó a decir literalmente: "Nadie puede tomar decisiones en función de una información que puede ser exacta, que puede ser inexacta o que puede ser mejorable".
Es muy probable que Mazón haya actuado (o no actuado) movido por prejuicios ideológicos, como dice David Miró. La gente de la derecha española no cree en confinamientos, no cree en paros de la actividad económica ni ante situaciones de desastre total, no cree en el cambio climático y, por no creer, no cree tampoco que se haya cometido ningún exceso con el negocio de la construcción a lo largo de las últimas cinco décadas. Sí tienen la fea costumbre, cuando hay muertos, tratar de sacar rédito político, o si ven que pueden perjudicarlos, de engañarlos a los demás. Ahora que estaban contentos pensando que tenían acorralado a Sánchez, les salen unas inundaciones con un presidente valenciano inútil. Pues echemos la culpa literalmente a quien sea, y en caso de duda, al propio Sánchez. Y de paso, victimicemos un poco: “Nadie me ha informado de nada”, rumia Feijóo. Con un total de muertos que no para de subir, y un número todavía indeterminado de desaparecidos, se le llama obscenidad.