Consuma tanto plástico como desee, que nosotros después lo reciclamos y no hay ningún problema. Éste es el mantra con el que la industria del plástico nos ha bombardeado en las últimas décadas, invirtiendo ingentes cantidades de dinero.
La sociedad civil y los centros de investigación llevan años alertando de las falsedades y la falta de transparencia de estas empresas y las entidades que las representan. Y ahora el estudio El fraude del reciclaje del plástico, que estos días ha sido noticia, nos da la razón y va algo más allá. Su principal conclusión es que "Las grandes petroleras y la industria del plástico han orquestado una campaña de fraude y engaño durante décadas sobre el reciclaje de los plásticos". El Center for Climate Integrity, responsable de la investigación, aporta evidencias de que estas compañías han presentado el reciclaje como la gran solución a pesar de no ser la estrategia a seguir para resolver el problema.
Ante este clamoroso fraude, la pregunta a hacerse es: ¿por qué la industria del plástico ha invertido tantísimos recursos económicos en engañarnos? Ya se sabe que las grandes empresas tienen mucha habilidad para fagocitar el discurso crítico que les cuestiona y transformarlo en mensajes publicitarios, desvirtuándolo o, directamente, pervirtiéndolo. En el caso de la industria del plástico, lo que parecen eslóganes anodinos son parte de una reacción estratégica frente a la seria amenaza de que las evidencias sobre la crisis ecológica representan a su modelo de negocio.
Se han realizado muchísimos estudios científicos que aportan datos contrastables sobre los problemas que los plásticos representan para nuestros ecosistemas, especialmente los marinos, así como sobre la salud de las personas, tanto por los impactos de la gestión de los plásticos cuando se convierten en residuos como por los aditivos que se incorporan a los productos plásticos, en especial los envases alimenticios, y que les otorgan una alta toxicidad.
Estos estudios y campañas de sensibilización han quedado, durante demasiado tiempo, ocultados y enmudecidos detrás de las grandes campañas marquetinianas y campañas masivas en los medios de comunicación, sostenidas por grandes presupuestos aportados directamente por estos sectores económicos. Campañas que en algunos casos incluso han contado con el apoyo de nuestras administraciones públicas. Campañas que apelan a la responsabilidad de la ciudadanía en la recogida selectiva de residuos, que asocian el reciclaje con la solución al problema de los residuos. Campañas que esconden deliberadamente que la respuesta no la tenemos en el reciclaje, sino en la prevención.
Desde Rezero hace casi veinte años que decimos que el reciclaje no es la solución a la crisis ambiental y climática que hemos creado y estamos sufriendo. La palabra que debe sacarnos del callejón sin salida y que tanto teme la industria del plástico es prevención. Urge reducir la generación innecesaria de residuos, lo que pasa, en gran parte, por apostar por la reutilización.
La reutilización tiene numerosas ventajas respecto a los envases desechables: reducción efectiva de la cantidad de residuos; de los materiales empleados (un 50% menos); de las emisiones de gases de efecto invernadero (en el sector vitivinícola, una reducción del 38% de la huella de carbono o, lo que es lo mismo, una reducción de 2 kg de CO₂ equivalente por botella reutilizada, según el proyecto Rewine), y del consumo de agua (hasta un 70% menos, según Ellen McArthur Foundation).
Desde el punto de vista económico, la reutilización permite salvar los problemas derivados de la falta de suministro de materias primas y pone fin a la externalización de los impactos de los envases desechables en los ecosistemas naturales, que ahora están asumiendo las administraciones públicas.
Apostar por la reutilización es la solución. Pero representa acabar con los productos y envases desechables (plástico, briks, latas y vidrio desechable). Y aquí es donde topamos con los intereses de la industria del plástico.
Esto explica que en España no sólo no se apueste por la reutilización sino que el sector esté entrando en fase terminal. En menos de dos décadas, la cuota de envases reutilizables se ha desplomado hasta en un 15% y se concentra en la hostelería (fuente RezeroLab). Los envases retornables prácticamente han desaparecido de tiendas y supermercados, dejando a la ciudadanía el derecho de comprar sin generar residuos.
La ley estatal de residuos plantea una serie de objetivos y medidas a favor de los reutilizables que urge implantar. Es necesario contrarrestar las presiones que las grandes cadenas de distribución y las empresas envasadoras hacen para frenarlas. Porque se trata de poner límites a prácticas depredadoras de nuestros recursos naturales y ecosistemas y hacer una clara apuesta por el bien común.