Obispos españoles analizan el informe sobre abusos en la Iglesia, elaborado por el Defensor del Pueblo.
07/11/2023
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Un puñado de obispos españoles ha hecho caso al llamamiento de Aznar contra el gobierno de Sánchez: “Quien pueda hacer algo, que lo haga; lo que pueda hablar, que hable”. Oyendo lo que opinan de la amnistía ha quedado claro, de nuevo, que antes que obispos se consideran españoles y que son patriotas antes que cristianos. Si no, no dirían mentiras como “delinquiron violentamente destruyendo un estado de derecho” o “la amnistía sería valiosa si no amparase la violencia contra las personas”.

Los excelentísimos y reverendísimos señores obispos se han sacado de debajo de la mitra que la amnistía es “profundamente inmoral” y que la Iglesia debe hablar de ello porque están en juego “valores morales”. Malos tiempos para que la Iglesia española hable de moral y de ética tras la desafiante, poco humilde y nada reparadora respuesta que ha dado al informe del Defensor del Pueblo sobre los miles y miles de casos de pederastia. Un día de éstos el papa Francisco abordará la cuestión con ellos, personalmente.

También encuentran inmoral que el PSOE haya cambiado de opinión sobre la amnistía sólo por continuar en el poder. Hay que escucharles cuando hablan de poder, porque es su especialidad. Ni una sola referencia al perdón, tan presente en el Evangelio (“setenta veces siete”) ni en la concordia, ni en el magisterio de Francisco sobre la necesidad del diálogo como herramienta para abordar los conflictos.

Y aunque uno es consciente de que la Iglesia catalana se ha ido difuminando por convertirse en la Iglesia en Cataluña y que está comandada por gobernadores de la provincia propuestos en Roma por Madrid, le gustaría oír alguna palabra de los obispos catalanes que quedan. No será fácil porque están todos vigilados y advertidos. Es el poder.

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