Esta vez será diferente

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Este golpe será diferente

Antes de volverse a equivocar haciendo las cosas como siempre, hay un momento de optimismo en el que el género humano se convence de que “esta vez será diferente”. Es una frase comodín que acostumbra a tener tanto éxito como la de “no es lo que parece” y que contiene unos instantes de esperanza en los que es posible pensar en un norte más allá desvelado y feliz.

La historia de Catalunya -y la de España- tiene la forma de un bucle que pocas veces se rompe. Pero ahora estamos en un punto de inflexión en el que se tendrán que tomar decisiones, y habrá que responder ante generaciones futuras.

Después de muchos años confirmando que siempre se puede ir a peor entre ellos, los gobiernos catalán y español están hoy obligados a probar la vía de la negociación. En definitiva, tendrán que demostrar si son capaces de tomar decisiones que construyan una nueva economía pospandemia y una nueva forma de relación del Estado con Catalunya, respetuosa con el mandato de las urnas. El desafío, por lo tanto, es hoy indisociablemente económico y político.

Algo se mueve cuando el presidente del Cercle d'Economia, Javier Faus, pregunta a Pedro Sánchez si es posible “otra manera de entender España” y si será capaz de ser “más alemana que francesa” después de haberse mostrado partidario de indultar a los presos independentistas. Faus y Antonio Garamendi, de la CEOE, se distanciaban así del PP y de los apóstoles de la venganza, que tanto ruido hacen en la olla a presión madrileña. El indulto es un primer paso.

Económicamente, la oportunidad de construir la tenemos aquí y España recibirá en los próximos años la misma cantidad de fondos europeos que ha ingresado desde su integración. Es un nuevo comienzo y las líneas estratégicas son las marcadas por una Europa verde, digitalizada y cohesionada que solo más integrada podrá competir ante el empujón de China y los EE.UU.

Ha llegado a la española el momento “whatever it takes” en el que Mario Draghi marcó las bases de la política monetaria que permitiría la salida de la crisis financiera de 2008, y veremos si los protagonistas están a la altura de lo que el expresidente del Banco Central Europeo representó entonces para la supervivencia europea, y si también harán lo que haga falta para transformar el país.

Las jornadas del Cercle empezaron políticamente como un business as usual de la burbuja del ecosistema monárquico, pero el viernes el globo lo pinchó el conseller de Economía, Jaume Giró, exponiendo la racionalidad económica del soberanismo. Hablando del déficit fiscal, de las infraestructuras que pasan décadas en el limbo o de cómo se gestionan centralizadamente decisiones antieconómicas del Estado. Muchas de las reivindicaciones podrían ser perfectamente compartidas más allá de la posición soberanista.

Los empresarios hablan de una recuperación económica fuerte y vigorosa. Tendría que ir acompañada de una responsabilidad equivalente en la mesa de negociación política.

Mas-Colell, de Gante a Gante

El año 1967 Andreu Mas-Colell tenía 21 años y fue juzgado por el Tribunal de Orden Público (TOP) por sus actividades antifranquistas como impulsor del Sindicat Democràtic d'Estudiants. En el tribunal estaba Jaime Mariscal de Gante, que pasó de juez de primera instancia e instrucción número 14 de Barcelona a juez instructor del TOP. Cuando el tribunal franquista fue suprimido, pasó a la Audiencia Nacional.

Hoy Mas-Colell y 40 funcionarios más de la Generalitat esperan la decisión de otro Mariscal de Gante que puede arruinarlos a través de otro tribunal especial, el Tribunal de Cuentas. Margarita Mariscal de Gante, exministra de Justicia de Aznar, e hija de Jaime Mariscal de Gante, se encontrará de nuevo con Mas-Colell, el día que cumplirá 77 años.

El profesor Andreu Mas-Colell ha dedicado su vida a la academia y al compromiso democrático con Catalunya.

La abogada Adela Tarrón, en su tesis doctoral Jurisdiccions, tribunals i jutjats especials a Espanya durant el segle XX i el seu exercici a Catalunya, explica cómo durante el siglo XX se constituyeron 42 jurisdicciones, tribunales y juzgados especiales al margen de la jurisdicción ordinaria. A cada incomodidad ideológica, un tribunal para masones y desafectos diversos. La democracia española tiene que madurar y acabar con los tribunales administrativos especiales que hacen el trabajo sucio de la política, democratizar la justicia y hablar del futuro en una mesa de negociación.

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