El futuro del catalán: ¿estamos tan mal?

Estudiantes andando por el campus de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
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En la Encuesta de Usos Lingüísticos de la Población de 2018 sólo uno de cada diez entrevistados consideró que a los cinco años el catalán se hablaría menos de lo que se hablaba entonces. 'Encuesta sociopolítica del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, y ahora resulta que casi la mitad de los entrevistados encuentran que en los próximos años el catalán "va a empeorar". ¿Qué ha pasado en estos últimos seis años? ¿Realmente la situación se ha deteriorado tanto o es más que mucha gente ha interiorizado el discurso mediático de la emergencia lingüística?

La respuesta es doble: en estos seis años se han conocido datos que indican (reiteran) la debilidad del catalán, pero en estos seis años también se ha hecho un esfuerzo por magnificar los síntomas de debilidad ante otras circunstancias que señalan la resiliencia del catalán, sobre todo en términos comparativos.

Esta doble respuesta la podemos ilustrar con tres estudios digamos sociolingüísticos diferentes publicados en los últimos tiempos.

Hablemos primero del deterioro. Según la Encuesta en la Juventud de Barcelona de 2020, sólo el 28 por ciento de los jóvenes de la ciudad tenían el catalán como lengua habitual, casi diez puntos menos que en la edición anterior de la Encuesta (2015). Según la Encuesta en la Juventud de Cataluña de 2022, el catalán era la lengua habitual del 25% de jóvenes catalanes, dos puntos por encima de la última edición de la Encuesta (2017) pero casi diez puntos por debajo de la edición anterior (2012). Según la Encuesta de Servicios Municipales de Barcelona de 2023, el 37% de la población de la ciudad tenía el catalán como lengua habitual, el porcentaje más bajo de toda la serie histórica, aunque sólo estuviera un punto por debajo del edición del año anterior.

Estos datos parecen inapelables. Los respectivos retrocesos es el que destacaron los medios de comunicación; sin ir más lejos, el título de la crónica sobre esta última encuesta publicada en este mismo diario el 27 de septiembre de este año era "El catalán toca fondo en Barcelona". Sin embargo, las tres encuestas mencionadas tienen una característica en común, y es que proporcionan información que relativiza el deterioro entre los sectores más jóvenes de la población, una información que los medios han silenciado o no han destacado.

Empecemos por la Encuesta en la Juventud de Barcelona de 2020. Si desglosamos los datos por edades, descubrimos que el catalán es la lengua habitual del 35% de jóvenes entre 15 y 19 años, un porcentaje que está por encima de la media y por encima del porcentaje del siguiente grupo de edad (20-24 años), el cual también está (bastante) por encima del grupo de 25-29 años. Pregunta: contrariamente a lo que parece, podría ser que en Barcelona estuviera subiendo una generación que usa más ¿el catalán?

Si miramos bien los datos de la Encuesta a la Juventud de Cataluña de 2022, descubrimos un fenómeno similar. Entre los jóvenes de 15 a 24 años hay más (no menos) que tienen el catalán como lengua habitual que entre los jóvenes de 25 a 34. Las diferencias no son espectaculares (en porcentaje, estamos hablando de un 26 a 22) pero sí que son significativas y también sugieren que el aparente declive podría estar frenándose.

Y en la Encuesta de Servicios Municipales de Barcelona de 2023 se pone de manifiesto el mismo fenómeno, aquí sí de manera espectacular. El catalán es la lengua habitual del 37% de jóvenes de 18-24 años, un porcentaje que se encuentra nada menos que 16 puntos por encima de los jóvenes de 25-34 años.

Como se desprende de este rápido análisis, los datos de encuesta más recientes no se pueden resumir en un "el catalán retrocede entre los jóvenes". Los datos son más complejos que los titulares a veces interesados ​​y una aproximación responsable debe captar todos los matices. Y no es sólo una cuestión de responsabilidad sino también de lo que podríamos llamar "justicia comparativa". Desde que el insigne sociolingüista Joshua Fishman escribió Reversing Language Shift, en el que alababa el caso catalán como una historia de éxito en los procesos de reversión de la sustitución lingüística, el catalán ha sido un referente para muchas otras lenguas en situaciones de inferioridad histórica, demográfica, social y política. El censo de 2011 no detectó ni un solo miembro de la comunidad árabe chipriota maronita que declarara al árabe chipriota maronita como su lengua inicial. ¿Cómo vamos a explicar a los árabes maronitas de Chipre que el catalán es una lengua "amenazada" que podría "desaparecer" pronto?

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