El grupo de Sabadell
Admirado y atractivo señor Oliu (y perdón por la rima, inevitable) le escribo desde el ARA, que es más efectivo que enviarle una carta, por aplaudir el resultado de la opa, a la vez que por lamentarlo.
Me contaré. Usted emplatando la carne de olla sabadellense nos ha estremecido a todos ya todas, no se lo negaré. Pero también nos ha provocado un desasosiego, un mordisqueo, un coragro. Ahora que la "colla de Sabadell", con permiso de Francesc Trabal, ya ha conseguido el objetivo, nos quedamos sin los anuncios enigmáticos que nos han acompañado desde el inicio de la opa. El del dragón misterioso en aquella pancarta que debía dar trabajo a diseñadores, fabricantes y operarios... Su versión radiofónica, tan torturadora como deliciosa, que también hizo facturar a los artistas locutores... Y aquellas páginas publicitarias que hemos visto en nuestro diario de cabecera, y en otras, que sabemos que habrán ayudado a procurar, que tienen recogidos...
Es por eso que me atrevo a sugerirle que no nos dejen sin esta nueva tradición. No cuesta nada, con algún dividendo que les sobre, seguir haciendo anuncios, sobre todo por Sant Jordi. "Por Sant Jordi, compra el libro, regala la rosa y tortúrate con el anuncio del Sabadell", podría decir el eslogan. Piense que sus rivales, claro, ahora empezarán a hacer contraofensivas para hacer sentir mal a sus también muy atractivos accionistas. Me parece que hablo en nombre de la dirección de este noble diario si le sugiero que no sólo compre páginas, sino que vaya más allá y patrocine algo. Por ejemplo, se me ocurre, ese espacio que hacemos, con tanto placer, de recuperación de cocina de nuestras abuelas. Ni a ellas, ni a una servidora nos importaría ponernos el delantal del dragón (que siendo negro sería muy sufrido) a cambio de unas acciones. En todo caso, por el precio, ¡no sufra! Estoy segura de que nos pondremos de acuerdo.