Una IA de todos, no de unos pocos millonarios

Elon Musk y Donald Trump en un mitin de la última campaña presidencial en EEUU.
09/01/2025
3 min

Ha sido una primera semana del año llena de comentarios calificándolo como un año lleno de dificultades, de retos y de incertidumbres. Responde bastante bien a lo que muchos pensamos y, por tanto, comparto esta preocupación. Quisiera añadirme a esta corriente y centrarme en unas explicaciones sobre los importantes cambios tecnológicos y sus consecuencias.

Es un año en el que se intensificará la insostenibilidad planetaria, tanto por razones ecológicas como por causas sociales. Está claro que el planeta no está en condiciones de poder acoger a una población humana de 8.000, 9.000, o 10.000 millones de personas con un estilo de vida y de consumo como el que tenemos ahora los países desarrollados. Las causas son el fenómeno del calentamiento global y que no existen recursos naturales suficientes. Aparte de detener el crecimiento, debemos modificar nuestras costumbres y reducir las actuales desigualdades entre las personas de diversas partes del planeta. Por suerte, estos dos retos pueden ser afrontados porque el progreso de la ciencia y de la tecnología de los últimos años nos da herramientas para hacerlo. Pero veo que no sólo no estamos utilizando adecuadamente las nuevas herramientas, sino que estamos permitiendo que se utilicen por fines que aún empeoran la situación. Las tecnologías pasan de ser una gran ayuda a ser un importante problema. Me explico.

1. Sostenibilidad y tecnologías. Las nuevas tecnologías pueden permitirnos vivir necesitando menos cantidad de energía a base de aislamientos, de nuevos tipos de movilidad por trabajo, ocio, salud, o por actividades de tipo industrial; y también sustituir la energía fósil por la solar, la eólica, o la de otros orígenes. Y también nos permiten mantener el mismo nivel de bienestar cambiando el consumo de elementos materiales por el acceso a servicios o por una mayor utilización de elementos inmateriales o intelectuales. Éste es el paso que ya vivimos de una sociedad industrial a una postindustrial o de la información. Esto se está viendo ya en muchos lugares –aunque menos de lo necesario–, ya unas velocidades mucho más lentas de las necesarias para evitar tener que sufrir sus consecuencias. Es necesario que revisemos tanto lugares como velocidades.

2. Las nuevas sociedades. Desde las últimas décadas del siglo XX las comunidades humanas, forzadas por los nuevos retos y gracias a las nuevas tecnologías, están construyendo nuevos tipos de sociedades. Esto hace que cambien las relaciones entre personas en cuanto a la convivencia, la familia, el trabajo retribuido, la capacidad de consumo, la economía, el reparto del poder y la participación política. No hace falta explicar que una parte muy importante de estos cambios son consecuencia de las facilidades que permiten las nuevas tecnologías llamadas de la información y el conocimiento –las TIC–, y de la reciente explosión de la inteligencia artificial –la IA.

Quiero dejar muy claro que los procesos de adaptación a este nuevo modelo se están haciendo con muy poca previsión por parte de los gobiernos, sea por desconocimiento, por incompetencia, o por intereses escondidos. El resultado es que está cambiando de forma increíble el reparto del poder dentro de la sociedad. En la segunda mitad del siglo XX el poder estaba en manos de las autoridades políticas, tanto democráticas como autocráticas; hace unas pocas décadas fue pasando a los organismos financieros que controlaban empresas y condicionaban muchas decisiones públicas, y recientemente ha pasado en gran parte a las llamadas plataformas tecnológicas propietarias de las redes sociales.

Las nuevas tecnologías, en parte, ayudaron a hacer frente a la no sostenibilidad y muchos gobiernos hicieron importantes esfuerzos para reducir las desigualdades económicas. Pero desde hace poco todo ha quedado en manos de quienes controlan la generación y distribución de los datos y de la información. Esto ocurre en un grado tan importante que pueden distribuir falsedades, pueden provocar resultados electorales, pueden manipular las decisiones de las personas en el campo de las preferencias vitales o de decisiones económicas, y pueden perjudicar a los más jóvenes. Soy un entusiasta de las TIC y la IA, pero creo que no se pueden dejar sin regular, y no se puede aceptar que un grupo pequeño de personas haya logrado miles de millones aprovechando el desconocimiento de los usuarios de las redes. Sus propietarios superando poder de los gobiernos, y en otros casos hacen pactos para aprovecharse –unos y otros–. La relación entre Donald Trump y Elon Musk es un claro ejemplo de ello. No puede que cosas así se puedan hacer sin ningún control. Son urgentes acuerdos internacionales para evitar que se hagan estas barbaridades con la tecnología. Creo que si no tomamos algunas decisiones que orienten y regulen las grandes capacidades de las nuevas tecnologías no saldremos adelante en estas situaciones de incertidumbre y dificultad. Hay que intensificar más la educación y realizar un seguimiento más exhaustivo.

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