La Iglesia católica española, por la pendiente

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El secretario general de la Conferencia Episcopal Española Luis Argüello

Cumpliendo la ley de Murphy con escrupulosa exactitud, el presidente de los obispos españoles, Luis Argüello, ha hecho realidad el principio de que todo es susceptible de empeorar. Tras la canción pederasta del alcalde de Vita, el arzobispo de Valladolid ha recordado que "hay que situar las cosas en su contexto y no crecer en lo que podría ser una sociedad demasiado puritana".

Me hago crees que gente preparada pueda equivocarse tanto, en un error no forzado. ¿Vive en otro planeta o ignora que se ha generalizado la conciencia social contra los abusos a menores? ¿De verdad que ni por un momento se le encendió en el cerebro la lámpara de alarma que todos llevamos incorporada y que te avisa cuando estás a punto de meterte de pies en el cubo? ¿No se le activó una alerta hablando de pederastia, a él, representante de una organización tocada en todo el mundo por escándalos sexuales? ¿Cree en serio que es demasiado puritano exclamarse por la interpretación pública de esa canción horripilante?

Junto a comportamientos de fe y de caridad (precisamente Cáritas es el mejor y más útil exponente), la organización eclesial continúa por la pendiente ultraconservadora tras la práctica desaparición del cristianismo postconciliar. El fenómeno es mundial, pero es más acusado en España, donde los obispos han llegado a escribir que la unidad de España es un bien moral y donde la Iglesia catalana se está haciendo invisible hasta convertirse en la Iglesia en Catalunya, sin que ninguna ve con personalidad se atreva a romper el silencio. Es triste pensar que hoy no sería necesaria ni la mitad de valentía que durante los tiempos de la dictadura franquista para discrepar en público u ofrecer una visión más abierta del Evangelio. Y así, entre ese pensamiento cerrado y declaraciones como las de la “sociedad demasiado puritana”, la Iglesia católica sigue perdiendo atractivo.

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