Junts hace equilibrios entre sus dos almas

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La presidenta del Parlamento  y líder  de Juntos, Laura Borràs, ayer con el secretario general, Jordi Turull.

BarcelonaJunts ha clausurado este fin de semana su Congreso con la aprobación de cuatro ponencias (política, organizativa, sectorial y municipal) que tienen que servir para relanzar la formación para las próximas elecciones municipales ya sin el liderazgo de Carles Puigdemont. El cónclave ha servido para dejar claro que Junts hace una enmienda en la totalidad a la estrategia del diálogo con el Gobierno español de ERC a pesar de que de momento aparcan la posibilidad de salir del Govern. Se trata de un discurso que los cohesiona y les permite ofrecer una imagen de unidad como la que han proyectado estos días tanto la presidenta, Laura Borràs, como el secretario general, Jordi Turull.

Aun así, a la hora de dibujar alternativas a la estrategia de ERC y hacer aterrizar la propuesta de "culminar la independencia" las diferencias entre las dos almas de la formación, la más pragmática y la más irredenta, articulada alrededor de la figura de Borràs, son más que evidentes. Sobre todo cuando se trata de tomar decisiones concretas. Como decíamos de momento se aparca la posibilidad de salir del Govern de manera inmediata por el hecho de que los socios estén llevando a cabo una política que ellos no comparten. Pero es que ni siquiera se plantea la rotura del pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona (un acuerdo que también se evaluará, como el de la Generalitat) y se deja la puerta abierta a entendimientos con los socialistas en el ámbito municipal. Así pues, el Congreso de Junts no tendrá ninguna consecuencia inmediata en la política catalana porque el sector más pragmático ha conseguido frenar las enmiendas de los más encendidos. Estos sectores más moderados que se identifican en parte en lo que representaba la antigua Convergència también han obtenido victorias en el eje ideológico. Así, Junts se compromete a suprimir el impuesto de Successions, una bandera de la izquierda, y arrecia su compromiso con la OTAN.

El otro gran titular del Congreso es que Laura Borràs podrá continuar presidiendo la formación incluso en el supuesto de que sea condenada por el caso del fraccionamiento de contratos de la Institución de Letras Catalanas. Junts blinda así el cargo orgánico de la actual presidenta del Parlament por si tiene que dejar el cargo e incluso sea desposeída del escaño. La incógnita es, sin embargo, qué pasará si ERC (y la CUP) dejan caer a Borràs y fuerzan que, en cumplimiento del reglamento del Parlament, tenga que abandonar la presidencia de la cámara en el momento en el que se abra juicio oral contra ella. En el entorno de Borràs hay quien piensa que, si ERC hace esto, la respuesta adecuada sería salir del Govern, pero el sector institucional no comulga con esta tesis, puesto que considera que la permanencia en el ejecutivo es imprescindible para mantener los niveles de influencia e impacto político del que disfruta ahora Junts.

Sea como sea, el Congreso de Junts no ha resuelto los debates de fondos de la formación ni ha decantado los posicionamientos hacia una banda u otra, sino que se mantiene un frágil equilibrio entre la retórica y la praxis. El tiempo dirá si las dos almas se acaban fusionando o si, por el contrario, se alejan cada vez más.

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