Laporta y el tres contra uno

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Rueda de prensa con Joan Laporta por la marcha de Leo Messi

1.Se acabó la sequía. Durante este mes de julio, han aparecido dos posibles candidatos a la presidencia del Barça con cara y ojos. Después de años y cerraduras de decir que, más allá de Víctor Font, no salía ningún proyecto serio que pudiera disputar la presidencia en Laporta, Joan Camprubí y Jordi Termes han saltado a la arena. Son dos culés de currículum profesional brillante. Camprubí Montal, limpio y bisnieto de presidentes, lleva dos años trabajando en silencio y reuniendo complicidades en un barcelonismo transversal, que bebe del espíritu de Evarist Murtra. Jordi Termes ha irrumpido con una valentía cada vez más insólita en el entorno culé. En las primeras entrevistas, el inventor de Bizum denuncia el hedor de chamuscado, recuerda a Laporta los más de 10 millones que se embolsó de Uzbekistán en el primer mandato y avisa de que si tuviera el presidente del Barça por delante le haría una sola pregunta: "¿De qué vive Joan Laporta?"

2. El Barça, mientras, no arranca. A menos de un mes para empezar la Liga, no ha fichado ni a un jugador, no ha presentado al nuevo entrenador (dos meses después de incorporarlo) y ni siquiera ha cerrado las cuentas del pasado ejercicio. Todo ese alud de ingresos que se esperaban para antes del 30 de junio, y que debían maquillar la temporada, se han pintado al óleo. No se recuperan ni los 40 millones de la palanca-engañifa de Barça Vision, y las pérdidas ordinarias siguen incrementándose año tras año. Eso sí, la concesión de la iluminación del nuevo Camp Nou se da a la empresa de Jordi Torrent, un exdirectivo de Laporta del primer mandato. La repartidora entre amigos y familiares sigue siendo de una desvergüenza absoluta. Del código ético han hecho jixina.

3.En el 2021, uno de los argumentos de campaña de Laporta, aparte de que era el único candidato que podía renovar Messi, era alardear de que el Madrid no había ganado a Champions mientras él era presidente. Como si fuera una maldición por la pancarta del “Ganas de volver a veros”, el Real Madrid ya ha celebrado la 14a y la 15a en los últimos tres años. Y, para la próxima temporada, Ancelotti tiene tres de los cuatro jugadores más valiosos del mercado: Vinícius, Mbappé y Bellingham. Sólo les falta Haaland para completar el póquer galáctico. Mientras, los dos iconos mundiales del Barça se llaman Aitana y Alexia. Y un adolescente que acaba de cumplir 17 años y que ha llenado las calles de Catalunya de camisetas de la roja con el nombre de Lamine Yamal en la espalda. La azulgrana no podía comprarse. No estaba a la venta por otro error de gestión. La relevancia del Barça ha bajado en picado desde que se echó a Messi. Ha sido triste ver caer al Barça hasta el puesto 18 del ranking de la UEFA, por debajo de Villarreal, Leipzig o West Ham. La peor clasificación del club desde 1977.

4.Motivos de preocupación culé no faltan a ningún nivel. Deportivamente, Flick empezará la Liga con un zapato y una alpargata. Koeman pide que el presidente tenga paciencia con el alemán, y que le dé la confianza de que no recibieron leyendas como él y Xavi, que salieron humillados. Ojalá que el último paraguas de Laporta sea resistente. De lo contrario, la oposición provocará un otoño tormentoso. Eso sí, cuando crean que tienen a Laporta contra las cuerdas, él siempre podrá hacer un pulso de todo o nada, avanzar elecciones y sacar su mejor versión. Si Font, Camprubí y Termes no se unen, entonces, en una sola candidatura de cambio, lo tendrán peludo contra Laporta. Él, aferrado a la bandera, con la oratoria hábil y la demagogia calculada, puede aprovechar un debate televisivo para hacer bueno ese dicho de patio de colegio: “Tres contra uno, mierda para cada uno”. Para ser presidente del Barça, primero es necesario ganar las elecciones. No es un detalle menor. Con rigor y buenas maneras no es suficiente. El Barça es, básicamente, emoción. Que aprendan.

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