Es mejor que no lo explique, en casa

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Una chica caminando de noche con su perro.

Anda, arriba y abajo por la calle, y piensa. Rumia como le sorprende oír a los tertulianos de la radio de fin de semana –no los de política de los días de cada día– tan alegres y con esas risas pegadizas. Cómo ríen y cómo hacen reír, también, al presentador. Parecen tan contentos... Se ríen por una canción, por una noticia divertida, a la que hacen punta. Cuentan, como de paso, cosas de sus vidas. Cómo conduce, de mal, el tertuliano, y lo que le ocurrió un día que no recordaba dónde había aparcado, porque es así de despistado. Como recibió un paquete de Amazon con el tinte puesto en la cabeza la tertuliana, como el perro del otro tertuliano se comió los canelones de la comida... Y venga a reír.

Sabe, porque lo dicen de vez en cuando, que todos tienen familia. Como ella. Y lo que más le sorprende es que parece que sus parejas no se enfadan por estas excentricidades. ¿Qué le dijeron a casa el último día que no recordaba dónde había aparcado el coche? Su marido hizo resoplidos, renegó y la acompañó a buscarle cabreado y asqueado. ¿Qué le dirían, en casa, si abriera la puerta con el tinte puesto? Que está loca, que no está bien de la cabeza, que da pena. ¿Quién reiría? Y si el perro –que es de ella– se comiera cualquier cosa, sería un motivo de mal humor. Y, en cambio, el tertuliano describe al perro harto, tumbado en el sofá (se lo dejan subir, pues), y parece, claro, que a su familia también le hizo gracia.

La misma situación que ellos cuentan muriéndose de risa, en su casa sería motivo de gritos. Ahora, a los suyos, cuando no recuerda dónde ha aparcado no se lo dice. No me atrevería a teñirse en casa: la verían tan fea... Y si el perro se hubiera comido nada –eso ya ha pasado– no lo explicaría. Por un momento se imagina que es la tertuliana. Esta tertuliana que recibe paquetes de Amazon con el tinte puesto y que, en la mesa, cenando, hace llorar de risa a su familia cuando lo cuenta. Le parece que ese momento de ridículo, acompañada de alguien que te quiere, será un momento supremo de felicidad. Piensa esto mientras sigue buscando el coche. Cuando lo encuentre, mejor que no lo cuente, en casa.

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