Cada vez está más claro que estamos viviendo un período de transición hacia una nueva etapa de la economía y de la política mundiales, transición que está afectando de manera especial a los países europeos, por el papel que tuvieron a lo largo del siglo pasado. Fueron, al inicio, los principales protagonistas de dos grandes guerras, pero después fueron los constructores de diversas sociedades basadas en dos modelos: los capitalismos de mercado libre pero regulado y los socialismos democráticos impulsores del estado del bienestar. Casi toda Europa vivió unos 50 años de fuerte crecimiento económico y de gran progreso social, destacando la consolidación de los sistemas democráticos, la extensión de unos sistemas fiscales redistributivos que permitieron, entre otros, la universalización de la educación y de la sanidad públicas y gratuitas, así como unos sistemas de pensiones muy útiles.
1. Lo que ha pasado en los últimos años. Esto se fue estropeando a finales de siglo a causa de unos cambios demográficos (envejecimiento y migraciones), unos cambios climáticos (escasez de recursos naturales, exceso de residuos y problemas de sostenibilidad energética), y unos cambios tecnológicos relacionados con la información (digitalización e inteligencia artificial). Se han ido añadiendo importantes errores de muchos gobiernos por posiciones negacionistas, por falta de medidas necesarias y por políticas orientadas a aprovechar, en todo lo posible, estos cambios en favor de las clases más altas, de los poseedores y controladores de los recursos financieros, y de los generadores y distribuidores de la información.
En los últimos años esto ha ido haciendo crecer desconfianzas de los ciudadanos en la política y un rechace de sus protagonistas. Es razonable, debido a la aparición de algunos políticos con actuaciones de difícil calificación con una mezcla de egocentrismo y clara incompetencia. Las consecuencias son la incomprensión de muchas actuaciones, el crecimiento de los enfrentamientos de todo tipo en el ámbito ciudadano y social, y finalmente algunas guerras comerciales y, sobre todo, militares que recuerdan lo ocurrido en las primeras décadas del siglo XX. Debemos evitar que esto se prolongue y empeore.
2. Reaccionar positivamente a los cambios.Por inconsciencia o por falta de voluntad, partes importantes de los gobiernos, de las sociedades y también de las personas no han sido suficientemente activos para actuar para evitar los efectos negativos de los tres cambios que tenemos delante y para aprovechar las oportunidades que nos ofrecen. del siglo pasado.
2.1. Vivienda. Es necesario que lo que se hizo con la educación y la sanidad se haga ahora con la vivienda; esto es, pasar de ser un sector mercantil a un sector de carácter semipúblico, y de ser una necesidad de ser un derecho. Esto no significa que sea gratuito, pero sí que sea asequible y disponible para todos. Esto supone una política de vivienda pública, una regulación de la vivienda privada, una planificación de las localizaciones teniendo en cuenta la movilidad de las personas, y posiblemente la aparición de algunos nuevos tipos de vivienda de carácter colectivo o temporal que sean útiles para nuevas necesidades por edad, origen, o para la vida comunitaria. La ausencia de vivienda no debe ser un elemento que genere una desigualdad entre personas.
2.2. Relación con el planeta. Está quedando claro que la Tierra no puede soportar sin dificultades una población creciente y que aumenta el consumo de recursos y la generación de residuos. Las políticas demográficas y migratorias, las de reducción y cambio del consumo sin reducir el bienestar, y las de reutilización de los recursos deben ser uno de los elementos que moderen y hagan más controlables las costumbres de las sociedades.
2.3. Información y democracia.Muchas democracias están en peligro, incluso en países que han sido un ejemplo. disminución y los problemas de los medios de comunicación clásicos, el funcionamiento libre y sin la suficiente regulación de las redes sociales y la facilidad de generar y distribuir realidades falsas o deformadas gracias a la IA hacen que la calidad y el rigor de la información que se recibe sean muy bajos y, por lo tanto, se puedan manipular las votaciones, lo que ya se ha visto realmente. del sector para que la información sea real y rigurosa.