Carlos Mazón llegando al funeral de Estado por las víctimas de la Dana
30/10/2025
Periodista
3 min

Que le digan explícitamente que no lo quieren, que quieren que se vaya, que dimita, pero que vaya igualmente, después de todo, después de los muertos, de tantos muertos, de tanto dolor y de tantas mentiras, dice tanto de Carlos Mazón que queda poco por añadir. Si acaso recordar que siempre puede volver a hacer daño, a herir, porque este tipo de personas solo piensan en sí mismas. Y tienen un entorno que, por sus propios intereses, por pensar también solo en sí mismos, tampoco ponen límites. Y da igual el tamaño de la desgracia: su cinismo siempre estará por encima. "Hubo cosas que deberían haber funcionado mejor", dijo Mazón después de un año. Si analizamos escrupulosamente esta frase, los insultos del funeral nos parecerán muy blandos. Pero cuando la ciudadanía quita tantas tarjetas rojas y no hay expulsión, la impotencia es lo único que crece. Imaginad cómo me hace sentir, que incluso me sale un símil futbolístico. Espero que me disculpen. Es la desesperación. Que no disminuye después de saber que el día siguiente del abucheo se haya propuesto hacer "una reflexión". Me parece muy osado por su parte ponerse a reflexionar a estas alturas. Porque si en todo un año no ha sido capaz... En fin, un abrazo al País Valenciano.

Esta semana se ha batido un récord. Cada vez nos dosifican menos los sinvergüenzas, por decirlo suavemente. Es como las obras, que te las encuentras por todas partes. Las públicas y las privadas. Cuando un vecino ha terminado finalmente de hacerse la cocina, la vecina se hace una reforma integral. Son ruidos permanentes que agotan. Pero la mayoría de las obras son necesarias, mientras que estos individuos no. Dani Alves, que espera una resolución del Tribunal Supremo por su caso por violación, ha hecho un pacto con Dios. Se ve que le ha dicho: "Te serviré, pero cuida mi casa". Ni con Dios puede ser generoso, que encima le pone condiciones. Pero ahora predica y habla de amar como si hubiera aprendido algo. Hay veces que no sé si me desesperan o les envidio el morro que tienen. Pero debe de ser como dice el condenado por violación a su nueva iglesia: "Así son las cosas del espíritu. A veces uno quiere una cosa y después quiere otra. Entonces, yo lo dejo en sus manos".

Espera, que no ha terminado. Cierro el podio. Porque no caben más. Pero no hagáis caso del orden. Va variando según el momento. Rey emérito. Que publica un libro para rehabilitarse a sí mismo. O a su figura. Que digo yo que la llevará pegada. Juan Carlos I, un señor que también ha hecho méritos y eméritos para desacreditarse solo –no ha necesitado la ayuda de nadie–, pero que ahora quiere rompernos el corazón expresando públicamente el vacío que siente al vivir tan lejos de su patria amada. Aunque, aparte de hacernos llorar, hay una pretensión de contar la historia y de dar a conocer los hechos de primera mano. Que no significa que sea la verdad. Esto lo añado yo, por si alguien tiene alguna duda, que siempre hay alguien que se despista. O sea, un Borbón en esencia que vuelve a pasar la mano por la cara del personal, pero que lo hace por el bien común, dando el testimonio que todo el mundo estaba esperando y haciéndonos saber que "¡la democracia no cayó del cielo!". No sé qué dice del franquismo, pero es posible que este sí cayera del cielo y que todo lo de la Guerra Civil fuera solo una versión tergiversada del meteorito en forma de Franco que cayó sobre España. Y es que llegados a ese punto, a mí ya todo me parece posible. Sobre todo cuando pienso que estos señores y yo, aunque estemos en distintos mundos, vivimos en el mismo planeta.

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