No es el tiempo, es la confianza

2 min
“Por Valtónic o Bruselas no me viene nada, lo siento”

Valtónyc ha vuelto a su casa, en Mallorca, después de cinco años y medio de exilio, unos años que pasarán a la historia entre otras razones porque, en Bélgica, las injurias a la Corona ya no son delito a raíz de su caso: el Tribunal Constitucional belga consideró que la libertad de expresión no puede estar sujeta a restricciones preventivas y que, por tanto, el rey no necesita más protección frente a los insultos que ningún otro ciudadano. Ha sido una de las muchas decisiones de los tribunales e instituciones europeas e internacionales de estos años, en los que ha quedado acreditado que si los hechos de octubre de 2017 se miran con voluntad de hacer justicia y no venganza, toda la narrativa hispana se derrumba como un castillo de naipes.

Justo antes de los abrazos de bienvenida al aeropuerto, Valtònyc ha escrito que "volver siempre es la mejor parte de la aventura" y la frase remite directamente a todos los que todavía están por volver del exilio que empezó hace seis años, empezando por el presidente Puigdemont.

Con la ley de amnistía, su vuelta está al alcance de los dedos. Pero esa misma narrativa hispana es la que ha convertido a Puigdemont en el enemigo público número uno, PSOE incluido hasta justo la noche de las elecciones de julio, hace tres meses. Han llegado a repetir mil veces la mentira que cruzó la raya escondido en el maletero del coche en un intento de rebajar su dignidad personal. Ahora el PSOE está virando el transatlántico en una negociación que quisiera acabar con prisas, mientras en Junts recuerdan que precisamente Puigdemont llegó a la presidencia en cuestión de 24 horas, las últimas 24 horas de un plazo tortuoso. Los negociadores van a jugar con el reloj, pero el problema no es el tiempo que pueda quedar. El problema es la confianza en conseguir un acuerdo que vaya más allá de una investidura. Y con tanto relato demonizador como ha habido, la confianza no se improvisa.

stats