Eulàlia Flo, consejera delegada de una multinacional estadounidense, inaugura un centro de datos en Hospitalet de Llobregat y dice que espera poder anunciar en breve la construcción de otro centro en Barcelona. Lo comento con un ingeniero informático de una gran multinacional alemana, afincado en Barcelona, ​​y me expresa dos dudas: hasta qué punto el precio de la energía será competitivo en España pero, sobre todo, la necesidad de mayor desarrollo local de estudiantes en carreras tecnológicas, porque si estas empresas no encuentran aquí a las personas formadas que buscan nos las llevarán de fuera, con los efectos conocidos sobre el precio de la vivienda y otras externalidades.

Pero no todo acaba con ingenieros, también son necesarios “muchos perfiles de estudiantes de formación profesional”, dice la consejera delegada. Y sientes entrevistas con industriales de la climatización, de la construcción o de cualquier otro sector y te dicen que les faltan graduados de FP. Hace años que lo dicen. Pues bien, ahora leemos que más de la mitad de los alumnos que no consiguieron plaza para realizar un grado medio han dejado los estudios reglados, según datos del propio departamento de Educación, después de que el sistema no los haya podido matricular en el grado medio que deseaban. Si falla la educación cae la posibilidad de trabar una sociedad que dé futuro laboral a sus jóvenes y que fije en las ciudades y pueblos del país el talento que ella misma ha hecho crecer. Es desesperante que pasen los años y el sistema educativo de Catalunya no cubra la demanda del mercado y, además, derroche las opciones de miles de estudiantes.