Obstáculos burocráticos en los comedores escolares

Un comedor escolar
16/03/2025
2 min

Este curso escolar las familias de Barcelona que quieran acceder a una beca comedor tendrán que hacerlo mediante una firma electrónica. Sobre el papel, acabar con el papeleo busca facilitar el proceso, pero en la práctica puede convertirse en una nueva barrera para muchas familias en situación de vulnerabilidad.

Hace poco analizaba el funcionamiento de las becas comedor en el Anuario de la Fundación Bofill: qué hacía que algunas familias que pueden tenerlas no las solicitaran (fenómeno que se conoce como non take-up) y cómo en Catalunya destacaba la buena práctica de implementar medidas que reducen alguna de las barreras de acceso y aumentan la cobertura de la ayuda. Por ejemplo, flexibilizando los requisitos, eliminando el informe de servicios sociales como requisito y aumentando las ayudas que cubren el 100% del coste, medidas clave para incrementar el acceso a este recurso esencial. Pero en el informe también quedaba claro que todavía existen obstáculos para garantizar que las ayudas para el comedor llegaran a todos los niños catalanes que los necesitan. Estos obstáculos van desde el desconocimiento hasta las trabas burocráticas, pasando por el estigma que puede tener asociado ser beneficiario de una ayuda social.

La nueva exigencia de firma electrónica puede suponer un paso atrás, y crear un nuevo obstáculo para aquellos colectivos que sufren la brecha digital o no disponen de los recursos necesarios para hacer la tramitación online. La digitalización no es necesariamente sinónimo de accesibilidad. Aunque es imprescindible modernizar los procesos de la administración para hacerlos más eficientes y accesibles, esto no implica digitalizar obligatoriamente el proceso de solicitud por parte de la ciudadanía. A pesar del acompañamiento que se pueda ofrecer para hacer el trámite digital, es imprescindible mantener vías alternativas, especialmente para las personas con mayores dificultades de acceso, para evitar que la tecnología se convierta en un muro en vez de una puerta de entrada a las ayudas. De hecho, la propia ley 39/2015 del procedimiento administrativo común de las administraciones públicas las obliga a garantizar el derecho de la ciudadanía a no tener que relacionarse de forma digital en este tipo de trámites.

Pero el debate tiene que ir más allá de las dificultades administrativas. El comedor escolar no tiene que ser concebido como una ayuda social para las familias vulnerables, sino como un derecho educativo universal. Esto implica mejorar la igualdad de oportunidades y garantizar una alimentación saludable para todos los niños y niñas. Sobre todo en Catalunya, donde la escuela pública sigue teniendo uno de los precios de comedor más caros del Estado.

La digitalización de las becas comedor puede ser un avance, pero solo si se asegura que nadie quede excluido. Si realmente queremos garantizar el derecho a una alimentación saludable y a una educación en igualdad, el verdadero cambio no pasa por añadir nuevos requisitos, sino por avanzar hacia un comedor escolar universal, accesible para todos los niños. La mejor beca es la que no es necesaria.

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