En la puerta del lavabo de hombres de la empresa pública aparece un cartel de color rosado claro, con unas letras, en rosado oscuro, que dicen: “¿Qué te pasa? ¿Qué tienes la regla?” Abajo, en letras más pequeñas, también de rosado oscuro, leemos: “Día Internacional por la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres”. Arriba, a mano izquierda, está el símbolo de género femenino, pero con un puño encerrado dentro de la redonda (es una mano derecha, vemos), como señal de lucha. Los símbolos de género, el de la redonda con la cruz (que simboliza el planeta Venus), para las mujeres, y el de la redonda con la flecha (que simboliza el planeta Marte), para los hombres, se utilizan desde hace siglos, y en la actualidad existen otros que simbolizan intersexo o transgénero. El cartel –veo otras con otras frases– hace referencia al comentario, despreciador, que una mujer puede recibir después de según qué reacción. ¿Encontraría equivalentes masculinos? Quizás sí. “¿Vas mal follado”?
Debo decir, sin embargo, que el cartel me sorprende mucho y podría ser tildado de discriminatorio. En la empresa, la mayoría de mujeres no están en edad fértil y, por tanto, ninguno de los hombres de la empresa se sentirá interpelado, porque ninguno de ellos habrá dicho una frase así en la última década. Sería mejor poner un cartel que dijera “¿Qué te pasa? ¿Qué estás menopáusica?” Pero es que una frase así ningún hombre de la empresa la diría, porque sería tildado de edadista. En cambio, muchas mujeres –entre las que me cuento– sí la utilizan. "Ni te me acerques, que estoy menopáusica" o "Niña, te veo mucho menopáusica, hoy". Se dice en un sentido irónico, para indicar que estás triste, hambrienta, acalorada, alocada, despistada o todo a la vez. Que es un derecho inalienable que una tiene, el de estar así, desde el momento en que se pasa la vida, desde que nace hasta su muerte, con un apósito de celulosa entre las piernas.