¿Si parece violencia machista es violencia machista?

Paseando por Barcelona, ​​leo un anuncio institucional en el tranvía. Dice: "Si parece violencia machista, es violencia machista".

Si dijéramos esta frase en cualquier otro ámbito nos chirriaría. Imaginémoslo. "Si parece una estafa, es una estafa", por ejemplo. O "Si parece mala persona, es mala persona". O "Si parece inteligente, es inteligente". Justamente, lo que nos dicen los observadores, los periodistas, los abogados, es que las cosas deben demostrarse. Alguien puede parecer algo y, justamente, ser el contrario. No debemos fiarnos de las apariencias.

En la violencia machista tendemos, al contrario que con otras formas de la violencia, a ser más laxos. Unas banderolas, también institucionales, nos decían, lo recuerdo muy bien, que uno piropo (una florecilla) es violencia. Yo creo que no. Que según cómo puede ser mala educación. Que si alguien le lanzara a mi hija una florecilla asquerosa, según cómo, cometería violencia con el alguien. Pero las palabras sirven para lo que sirven. Son precisas. Tienen importancia.

Si parece violencia machista puede ser violencia machista o puede no serlo. Habrá que analizar los hechos, escuchar las partes; la parte presuntamente agresora y la parte presuntamente agredida. Y, entonces, en un juzgado, no en un podcast o mediante un tuit, determinar si esto es un acto punible. Si lo es, con toda la fuerza de la ley, en cerrar al agresor entre rejas. Nada peor que la violencia machista. Pero si no lo es, y lo parece, se trata de no cometer perjurio. Porque hay zapatillas que parecen auténticas y no lo son. Pero lo parecen.