Salvador Isla en Madrid, el jueves.
20/03/2025
Periodista
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En la lista de mensajes oficiales de Catalunya en España, el "no le tengan miedo a Catalunya" del presidente Isla de ayer en Madrid ocupa un lugar paradójico.

Si a estas alturas hay algún español que le tenga miedo a Catalunya solo puede ser alguien que se haya tragado el mensaje de la mayoría de telas y radios radicadas en Madrid consistente en hacer creer que aquí dejamos sin postre a los niños que hablan en castellano en el patio de la escuela. Cuando la catalanofobia sirve para ganar audiencias y votos, francamente, de miedo no se ve mucho, por no decir nada. A los promotores del boicot al cava no se les veía demasiado asustados, dijéramos. Cuando el ministro responsable de Renfe abuchea a los diputados catalanes que le piden explicaciones, no tiene miedo. Más bien te está diciendo quien manda.

Tampoco tendrán ningún miedo las empresas españolas que aspiran a vendernos sus productos. En Catalunya existen millones de consumidores y un poder adquisitivo superior a la media española.

El mensaje presidencial tenía, claro, otra intención, la de solemnizar que ha comenzado una nueva etapa de seguridad jurídica en Catalunya, bajo dirección socialista, y que ninguna empresa deberá llevar la sede social fuera de nuestro país.

Ha sido una ocasión perdida para preguntar por qué Madrid no escuchó al presidente Montilla advirtiendo de la desafección, ni el entonces alcalde Maragall cuando, recién aterrizado de Lausana, dijo que "lo que es bueno para Barcelona es bueno para Catalunya [mensaje a Pujol] y lo que es bueno para e". Y todavía estamos aquí, pidiendo que no nos tengan miedo.

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