Frente a la escasez de datos, los científicos tenemos opiniones diferentes sobre la variante ómicron. Hasta que no dispongamos de la evidencia científica suficiente, las ideas que expresemos son solo opiniones o suposiciones partiendo de unas probabilidades, y lo que expreso a continuación se tiene que leer bajo esta premisa. Los dos motivos de preocupación sobre la ómicron son la rápida transmisión en la provincia de Gauteng, donde más del 65% de la población adulta está vacunada, y el elevado número de reinfecciones observadas en personas previamente vacunadas. Las muestras analizadas demuestran que la ómicron gana terreno a la delta en Sudáfrica y, por lo tanto, debe de tener alguna ventaja sobre la variante anterior, ya de por si muy transmisible.
Cuáles son las diferencias entre la ómicron y otras variantes? Hay dos parámetros que nos interesan de las variantes y que hacen incrementar la velocidad de propagación real (o número reproductivo efectivo, Rt). Primero, el incremento de la transmisibilidad intrínseca a la variante (o número reproductivo básico, R0). Segundo, el incremento en la capacidad de escapar de nuestros anticuerpos como resultado de la disminución en su actividad neutralizante.
Por poner un ejemplo que se entienda: en una carrera entre un coche deportivo y una ambulancia, en una autopista sin obstáculos, siempre ganará el coche deportivo (porque tiene un motor más potente). Esto es el incremento de transmisibilidad intrínseca. Pero, en cambio, si van por ciudad, y el 90% de semáforos están en rojo (que son nuestros anticuerpos), la ambulancia tiene la posibilidad de saltarse los semáforos e ir más rápido. Esto es el incremento de escape.
Si miramos las variantes anteriores, la variante original tenía una R0 de 3, la alfa (Reino Unido) subió a R0 de 4 y la delta (India) a R0 de 6, con un pequeño incremento de la capacidad de escape . Es decir, las dos tenían “motores más potentes”, se esparcieron globalmente y causaron la cuarta y la quinta olas en Catalunya, respectivamente.
En cambio, la beta (Sudáfrica) y la mu (Colombia), con una R0 de 3 pero un incremento sustancial de la capacidad de escape de 10 veces, no se propagaron más allá de las localidades donde aparecieron. Esto se debe al hecho de que surgieron en un momento en el que las personas todavía no estaban vacunadas y el escape vacunal no confería una ventaja a la variante. Siguiendo con la metáfora, el deportivo (e.g., la delta) se encontraba todos los semáforos en verde y la ambulancia (e.g., la beta) no lo podía ganar.
Ahora el escenario ha cambiado. Hay muchas personas vacunadas y, por lo tanto, para una variante es más ventajoso un incremento de la capacidad de escape vacunal, que no un incremento de la velocidad de transmisión intrínseca.
Para la ómicron hay dos combinaciones posibles. Que tenga una R0 de 9 con incremento de escape leve de 5 veces, o bien una R0 de 5 con incremento de escape de 20 o 30 veces. En el primer escenario, la ómicron nos afectaría menos en los países que tenemos tasas de vacunación elevada, pero en el segundo escenario, que es el más probable, sí que podemos esperar que cause enfermedad leve a los vacunados y que haya una ola de ómicron.
Tanto la R0 como la actividad neutralizante todavía se tienen que comprobar, y tardarán aproximadamente dos semanas hasta que puedan hacer crecer el virus (o el pseudovirus) ene l laboratorio y determinar de manera fiable estos dos parámetros.
Las exportaciones de ómicron ya se han sembrado en todo el mundo y ahora es cuestión de tiempo que crezcan las olas posiblemente en las próximas ocho semanas. En Catalunya podríamos ver una ola de ómicron dentro de esta franja temporal. La variante alfa apareció en el Reino Unido en diciembre de 2020, y causó nuestra cuarta ola en marzo de 2021. La delta en la India apareció en abril de 2021 y dejó el país sin abastecimiento de oxígeno, y en julio de 2021 provocaba nuestra quinta ola.
¿Seguiremos teniendo protección contra la enfermedad grave? Todavía no hay datos de virulencia (porcentaje de personas que hospitalizan). Y aunque el escape vacunal podría comportar un incremento de los casos leves, es menos probable que provoque un incremento muy grande de casos graves. Una excepción serían las personas más vulnerables con una inmunidad incompleta.
Me explico: para poder causar enfermedad, el virus necesita acceder al aparato respiratorio, invadir las células y aprovecharse de su maquinaria para multiplicarse. Podemos atacarlo en dos momentos: o bien antes de que entre en la célula (ataque con anticuerpos), o bien cuando ya ha entrado en la célula respiratoria (ataque con linfocitos T que destruyen las células infectadas).
El nivel de anticuerpos se correlaciona bien con la protección frente al covid -19 leve. Pero estos son muy sensibles a mutaciones del virus, y posiblemente los anticuerpos no podrán evitar que la ómicron se una, poco o mucho, a las células respiratorias y provoque enfermedad leve.
En cambio, los linfocitos T no son tan buonos para impedir que una persona se infecte pero pueden parar la replicación cuando el virus ha entrado en las células y protegernos de la enfermedad grave. La buena noticia es que los linfocitos T son menos sensibles a las mutaciones.
Un ejemplo de la vida real es Qatar, uno de los pocos países que han sufrido una ola por una variante con escape vacunal, la beta. Se demostró que la efectividad de la vacuna para prevenir la infección leve disminuyó al 75%, pero la efectividad para prevenir la enfermedad grave siguió estable al 97%.
¿Qué medidas se tienen que tomar? La recomendación es actuar con prudencia, y vale más hacer de más que arrepentirnos de haber hecho demasiado poco.
En primer lugar, poner las terceras dosis. Son muy importantes en quienes recibieron Janssen, y también en el grupo de 60-69 años que recibieron Astra-Zeneca. Hace falta que se revacunin antes de Navidad. La tercera dosis puede tener un efecto beneficioso porque simplemente aumentando la cantidad global de anticuerpos se puede compensar parcialmente el desajuste entre la vacuna y el virus. También recomendaría la revacunación con dosis adicionales a personas immunodeprimidas que demuestren que no han generado respuesta inmunitaria por los tests de anticuerpos.
En segundo lugar, todos podemos practicar el modelo del queso suizo (cuanto más capas de protección, mejor): distanciamiento social, llevar mascarilla, moderación con los encuentros navideños, test de antígenos antes de las celebraciones y, si eres positivo, aislamiento.
En tercer lugar, el sistema de salud público tiene que empezar a abastecerse de antivirales que ya están en el mercado y que tienen una actividad de amplio espectro frente a nuevas variantes.
Finalmente, tal como dijo el Dr. Tedros Adhanom, no podemos continuar en un ciclo de pánico y negligencia en medio de una pandemia. Para evitarlo, hay que garantizar la vacunación para todo el mundo. La desigualdad de las vacunas es incorrecta, injusta y estúpida porque alargará esta pandemia. Aquí, en Papua Nova Guinea, vamos por el 3% de cobertura vacunal.