Prats de Molló, regreso al futuro
Debemos echar atrás. 4 de noviembre de 1926, que no debía ser pero fue. Patio del cuartel de Perpiñán. Miradles: "Todos los presos son concentrados, en formación y con la bandera. Cuando, acompañado de Bordas de la Cuesta, Macià aparece, se hace un impresionante silencio. Todos los ojos fijos en él, que avanza poco a poco. Luego se detiene y empieza a hablar. Son palabras de afirmación, son palabras de esperanza, de esperar de la ingrato presente. El ideal permanece ardiente y el principal de la tarea por hacer. ¡Catalanes!
Lo escribe con piel de directo Josep Carner-Ribalta. Mano derecha de Francesc Macià y uno de sus lugartenientes de ese estado mayor detenido. Pero echamos más atrás, teniendo en cuenta que el 4 de noviembre de 1926 era el día que debía cambiar todo.
Unos catalanes intentaron hacer lo que muchos catalanes habían intentado hacer vía neurona malabarista o hierro oxidado desde hacía siglos: liberar a Catalunya. Éstos deciden hacerlo al revés: invadir el país desde el mismo país. Pretenden bajar armados desde Prats de Molló hasta Barcelona y proclamar la República Catalana. Pero todo hace bum-bum, ese día que debía ser el día. El plano salta por los aires. La delación de un espía de Mussolini integrado dentro de las guerrillas catalanas provoca detenciones masivas. Se acabó. O no. La pregunta está viva ahora que hará un siglo: ¿fue Prats de Molló un fracaso?
El desconocimiento de este thriller, esta peli de cine negro, acción y suspense, es absoluto. Se ridiculiza. Se menosprecia. Se esconde, se barre, se tira. Como si fueran sobras de la matanza de un animal mitológico. Pero sin Prats de Molló no estaría el juicio mediático internacional en Bruselas. Un exilio más sumado a todos los exilios que vivían y viven los catalanes que quieren ser catalanes. El encendido de la causa catalana a escala europea y americana. El mito Macià como construcción de un liderazgo en el que no había nada. La multiplicación de jóvenes hormigas catalanas trabajando por el hervidero de la libertad. Sin Prats de Molló no habría habido Pacto de San Sebastián en 1930, ni la República en 1931, ni la Generalitat... Sin Prats de Molló tampoco estaríamos donde estamos. Para bien y para mal.
Prats de Molló no es un sueño erótico militar. Ni un fracaso coitus interruptus. Ni una operación de saltimbanquis exhibicionistas. Prats es uno de los giros de guión de la historia de Catalunya. Lo explica Carner-Ribalta: "Hay que convencernos de que España con república, monarquía, dictadura, democracia... siempre irá contra Catalunya y siempre nos regateará siquiera la libertad, la soberanía y nuestra identidad". Prats de Molló es darse cuenta de la realidad. No hay nada que hacer. Una acción de deslobotomización. Extraer el chip implantado por el estado ficcional español. Pero sobre todo fue un acto vanguardista de existencia: frente a la apisonadora asfaltante de los fascismos, totalitarismos: Primo de Rivera, Mussolini, Hitler, Franco, Stalin SA… Todos. Fue la respuesta a un mundo que quería acabar con los catalanes. Tales como.