El PSC registra la primera pregunta a la mesa del Parlament: "¿Cuántas personas transgénero han solicitado el traslado a cárceles de mujeres? ¿Cuántas a cárceles de hombres?" Parece que se interesa por cuántas personas de uno de los colectivos más discriminados y agredidos de Catalunya piden cambiar de prisión. El cambio suele ser hacia la de mujeres por la inmensa violencia que las mujeres trans, yo las llamo así, sufren en las de hombres. No doy detalles de las violencias. ¿Hace falta?
Se registra la segunda pregunta: "¿Cuántas personas transgénero hay actualmente en las cárceles de mujeres?" El PSC concreta más. La mayoría de "personas transgénero" en prisión, arrastradas por el estigma, son mujeres. Se pregunta, pues, por cuántas mujeres trans, yo las llamo así, hay en las cárceles de mujeres, no por las que quedan en las de hombres. Esas no.
Va la tercera: "¿Por qué delitos están condenadas las personas transgénero que hay en las cárceles de mujeres?" El PSC estrecha el círculo. ¿Qué hace este colectivo? ¿Qué ha hecho esta mayoría de mujeres trans, yo las llamo así, para entrar en la cárcel? El partido tiene que saber la pauta de comportamiento de esta gente.
El PSC afina con la cuarta: "¿Cuáles son los criterios establecidos para que sea concedido el traslado a las personas transgénero? ¿Quién aplica estos criterios?" El cambio es permitido desde el 2006 con diagnóstico psiquiátrico y desde el 2019 sin él. Pero es ahora, cuando reivindicamos una ley que nos respete la dignidad, que el PSC pregunta cómo y quién evita la violencia terrible contra las mujeres trans, yo las llamo así, en las cárceles de hombres.
Y hacemos diana con la última pregunta: "¿Se ha evaluado las consecuencias que para las mujeres han tenido los traslados de personas transgénero a las cárceles de mujeres?" Ah. ¡Era eso! El PSC no se interesa por las mujeres trans, yo las llamo así, ni por la violencia que sufren, sino solo por las mujeres dignas de ese nombre. El PSC quiere saber si las mujeres de verdad están protegidas contra esas "personas transgénero".
Hablemos claro: el PSC despersonaliza y criminaliza a las mujeres trans con estas preguntas. Cambie "persona transgénero" por "menores extranjeros no acompañados" y extraiga semejanzas con otros partidos. No es necesario que lo haga yo.
Las "personas transgénero" somos las "MENA" de las señoras diputadas del PSC, que encima blanden el feminismo para advertir desde sus tribunas de que las mujeres trans, a menudo migrantes, prostitutas y pobres, y siempre agredidas, os ponemos en peligro a vosotras, mujeres de verdad. ¡Y encima claman que os borramos cuando ellas no han conseguido escribir una sola vez "mujer" en cinco preguntas parlamentarias sobre nosotras! Señoras diputadas: ¿quién borra a quién?
No, no hay incidentes en las cárceles catalanas causados por mujeres trans. Podría haberlos, claro, no somos seres de luz. ¿Alguien lo es? Si hay algún caso, que se actúe, ¡faltaría más!, pero ni así se podría criminalizar a todo un colectivo ni impedir que se garanticen derechos y se luche contra la violencia estructural que padecemos. ¿Cómo debe actuar si no una sociedad de derechos e inclusiva? Así lo entiende la mesa del Parlament y rechaza la última pregunta. La razón: transfobia.
Más. El PSC registra otra pregunta sobre un capítulo de Las Tres Mellizas: "¿Cuál es la base científica de presentar la sexualidad humana disociando los órganos sexuales del sexo de las personas?". Las diputadas mezclan ahora sexualidad con sexo legal e identidad de género y cuestionan el derecho humano al libre desarrollo de la personalidad de las mujeres trans, reconocido por el Tribunal de Derechos Humanos, el Supremo y el Constitucional. La mesa también rechaza esta pregunta. De nuevo: transfobia.
Una vez diagnosticado el problema, encontremos soluciones. Todos tenemos un punto de transfobia, como de racismo, porque vivimos en una sociedad tránsfoba y racista. Reconocerlo nos ayuda a mejorarla. Lo que hace especial el problema del PSC es la desconexión total que tiene, tanto el aparato del partido como el feminismo que se cobija en él, con las mujeres trans. Solo así se entiende por qué propone también legislación diferente para las mujeres transgénero y las transexuales, una distinción tan lejos de la realidad trans que cuesta entenderla. ¡Como si la discriminación y los derechos humanos solo afectaran a algunas!
Lo podemos solucionar, PSC. El desconocimiento se resuelve hablando directamente y sin jerarquías. Si queremos una sociedad construida entre iguales, personas cis y trans, habrá que dialogar entre iguales. Hay muchos ámbitos de qué hablar, porque somos trans en todas partes: en el trabajo, en familia, en la calle y en las cárceles. Y hay que hablar desde el respeto a los derechos y no desde el miedo, porque son los derechos, y no el miedo, la base de nuestra sociedad, ¿no? Partit dels Socialistes de Catalunya, es bueno hablar. ¿Hablamos?
Judith Juanhuix es científica y activista trans.