A nosotros, Sánchez nos coge reflexionados

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Imagen de Pedro Sánchez y Begoña Gómez.

No sabemos si estamos ante una dimisión en diferido, un movimiento para movilizar conciencias y convocar una catarsis sobre los límites de la guerra sucia política en España, de una jugada electoral en Catalunya para que antes de pasar por las urnas todo el mundo valore el precio que paga quien aprueba una amnistía para los independentistas catalanes, o si simplemente tenemos delante la espalda de un hombre que puede resistirlo todo salvo que toquen a su mujer. Porque a este Sánchez nunca lo habíamos visto. Y eso que Sánchez es autor del Manual de resistencia, es el hombre al que no le tiembla el pulso a la hora de enfrentarse a la vieja guardia del PSOE y que es capaz de descolocar a todo el mundo convocando elecciones anticipadas al día siguiente de una derrota, y acabar gobernando. Quiero decir que Sánchez es un intuitivo, el más listo de la clase, alguien que piensa rápidamente y hasta ahora no se había equivocado. Y, en cambio, el miércoles, su decisión ha sido enviar a España al rincón de pensar durante cinco días. Las consecuencias para las elecciones al Parlament y para la amnistía son inciertas.

No creo que sea menospreciar la gravedad de la situación recordar hoy mismo que la persecución de la derecha patriótica política, mediática, policial y judicial la conocemos bien en Catalunya, incluida la persecución a las familias hecha con cuatro titulares de medios desastrados. Una persecución que está pudriendo el ejecutivo, el legislativo, y el judicial, porque orquesta cada día olas de golpe de estado de baja intensidad hasta que la grieta derrumba la pared. La derecha española considera ilegítimo cualquier poder que no controle. Ahora el PSOE habla de lawfare. Y Sánchez dice que quiere parar para reflexionar. Desde el respeto humano, a nosotros los catalanes todo esto nos coge ya reflexionados.

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