Sinfonía Bonaparte

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Una imagen de la película 'Napoleon' de Ridley Scott.

La idea era dedicar una sinfonía al "liberador de Europa", el hombre que encarnaba los ideales de la Revolución Francesa a principios de siglo, pero al coronarse emperador en 1804 Beethoven borró ese título de su partitura con un cuchillo, dejó un agujero en el papel y acabó titulando su sinfonía simplemente Heroica. La decepción o la preocupación sobre los ideales europeos no es sólo cosa de ahora, pues, sino que se remonta a la época en la que el debate también estaba entre los derechos básicos y la pulsión imperialista. El fenómeno Napoleón empezó pareciendo una victoria contra los privilegios de la aristocracia y acabó convirtiéndose en un jacobinismo expansionista que ya nada tenía que ver con la libertad, la igualdad o la fraternidad. Una especie de premonición de Hitler: de haber comprendido las angustias del pueblo a acabar luchando contra fantasmas que ya no eran exactamente del pueblo. cuna del humanismo social como la escama del peor autoritarismo. Se puede decir que esto también ocurre en Estados Unidos, y es cierto, pero la diferencia es que allí todavía no han sufrido ninguna dictadura ni ninguna guerra en sus fronteras. Europa es un espacio especialmente sensible, por su historia y por su complejidad, pero también por su situación geográfica entre Oriente y Occidente: Ucrania aún no formará parte de la OTAN, pero ya participa en Eurovisión (Rusia ha sido expulsada) y quizás pronto formará parte de la UE. Europa no hace de gendarme del mundo, ni quiere desempeñar ese papel, pero precisamente eso le permite provocar importantes “desempates” geopolíticos. Así lo demuestran sus serias dudas sobre la estrategia militar de Israel, manteniendo la apuesta por la existencia de ambos estados en la zona. Más allá del populismo de Pedro Sánchez, de tics napoleónicos (por narcisistas) en su discurso en Egipto. Los "héroes" que pueden bautizar una sinfonía hoy no son los oportunistas ávidos de votos, sino los que encarnan un ideal a través de la perspectiva, la paciencia y la perseverancia.-_BK_COD_

El papel de Europa fue de un cinismo insoportable con el proceso catalán, pero al menos ha podido jugar una última carta: la neutralidad de los tribunales. Cuando se decide que la política no es suficiente, como decidió España, Europa decide lo mismo y se lava las manos políticamente… pero llama a la participación de los árbitros. Es lo que ha hecho con la ley de amnistía: decir que era un asunto interno, que es una manera de darla por buena derivándola al análisis puramente jurídico. El apoyo del presidente del Partido Popular Europeo a las tesis de la derecha o de la extrema derecha españolas (valga la redundancia) indica la lucha por el momento “hamiltoniano” europeo que nos vuelve a situar en los dilemas de la época napoleónica: o bien somos una comunidad de iguales, libres y fraternos, o bien somos un club de estados que se protegen entre ellos para no perder privilegios. Por el momento, ya se ha admitido la protección de las minorías nacionales en el artículo 19 del Tratado Fundacional de la Unión Europea. Esto indica más o menos cuál de las dos direcciones ha decidido tomar Europa, pese a los estremecimientos de los nacionalismos de estado y los brazos levantados en las calles de Madrid.

Lo peor que podía ocurrir no era que Joaquín Phoenix hiciera un papel exagerado en la película de Ridley Scott, o poco creíble, sino que hiciera un papel soso y desorientado. Si tienes que hacer un Brexit, si priorizas a tu nación por encima de los ideales comunitarios, estás obligado a ganar ya demostrar que es una historia de éxito. En el momento en que Napoleón se pone la corona, pierde su campaña de marketing en el resto del continente y deja de ser el bueno de ninguna película. En el caso de Catalunya, esto también era importante: si emprendes una aventura unilateral, debes aguantarlo hasta las últimas consecuencias y demostrar que aquél es, como mínimo, el mal menor. No un capricho. Si no aguantas, te corresponde volver a negociar tus demandas y hacerlas encajar, en la medida de lo posible, en el modelo europeo y mundial que se está configurando. Cuando no sabes diferenciar el momento para cada cosa, puedes acabar convirtiéndose en un pobre reyezuelo que se pudre en una isla del Mediterráneo. ElHeroica de hoy no va sobre generales que levantan la espada para hacer que el entusiasmo popular se estrella finalmente contra una pared, sino sobre generales que, o bien derriban la pared, o bien la saltan. O saben localizar una puerta, claro.

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