Un amigo se me queja de este nuevo invento de los fabricantes de bebidas en contenedores de plástico o cartón plastificado. “Ahora el tapón queda enganchado al cuello de la botella o del brik, es difícil volver a enroscarlo y, si es que quieres beber directamente de la botella, es incómodo, te pellizca los labios y según como el agua, el refresco o la leche se te caen encima. Yo corto el tapón y lo separo, ¿qué se han creído?”
Le explico que, antes, al quedar generalmente separados la botella o el brik de los tapones respectivos, con frecuencia se perdían, quedaban esparcidos por el suelo, a menudo llegaban a los ríos y otras aguas continentales y de éstas a las marinas, donde las corrientes les repartían por todos los océanos. Allí flotaban, eran confundidos con posibles manjares y terminaban en el estómago de peces, tortugas, pájaros y mamíferos marinos.
Le hago ver un par de vídeos. El primero, estremecedor, sobre los albatros de Midway y otras islas del Pacífico, unos pájaros magníficos y enormes, muertes por la ingesta de tapones y otras piezas de plástico. Y el segundo, sobre las tortugas marinas que recupera el CRAM, la fundación para la conservación y recuperación de animales marinos, que también recogen supuestos manjares que no lo son. Además de bolígrafos, mecheros y más trastos de plástico, el estómago de estos y otros animales está lleno de tapones de todo tipo y tamaño: los confunden con cosas comívolas y acaban matándoles de hambre (porque en su estómago lleno de plástico ya no hay come verdadero) o perforándoles el tubo digestivo.
Queda estremecido. Y le explico: “Este sistema de no separar tapón y contenedor de bebida es para evitar, al menos en parte, todo esto. Es un pequeño sacrificio que se nos pide a los ciudadanos para intentar reducir el diezmo que, de formas diversas, acabamos sustrayendo de la naturaleza. Es por la misma razón que se pide sustituir los palillos de plástico destinados a limpiar la cera de las orejas por palillos de papel, o que se insiste (en vano, de momento) para que se eliminen los plásticos de todo tipo que envuelven muchos alimentos y productos. El lobi de los fabricantes de plástico es muy poderoso y frena cualquier medida legal al respecto”.
Y sigo: “Es por esta razón que en su momento se prohibió la captura y comercialización de pájaros cantores, o que hay unas medidas mínimas que deben respetarse en la pesca de las diferentes especies de pescado; hay especies de plantas y animales protegidas. Todas estas medidas suponen dejar de hacer cosas que hemos hecho durante mucho tiempo y que, directamente (la captura y caza de animales) o indirectamente (la dispersión) de plásticos en el entorno, por ejemplo) estropean la naturaleza y causan, si sumamos todos estos comportamientos inconscientes que, como ciudadanos, hacemos cada día, una enorme pérdida de biodiversidad”.
No sé si convenzo a mi amigo, pero, compungido, me asegura que no volverá a separar los tapones de las botellas.