¿Tú tienes miedo?
28/09/2025
Directora del ARA
3 min

O quizás la pregunta más adecuada sería: ¿tú de qué tienes miedo? Porque hay pocas emociones como el miedo a que nos igualen tanto y nos recuerden tan bien nuestra justa medida humana. Desde el miedo a la oscuridad, a los monstruos o a la separación de la madre, hasta el dolor, la soledad o la muerte de aquellos a los que amas y saben quién eres realmente. Los miedos nos visitan a lo largo de la vida como fantasmas que adoptan las formas más variadas de la pérdida. La violencia, quedarse sin piso o sin trabajo, o sin dignidad; sobrevivir a un hijo o a un amor. Todo esto nos trastorna de esa manera que nos aprieta el corazón con dureza, casi físicamente.

Grandes filósofos y artistas han hablado y observado el miedo y la angustia y cada época ha tenido sus monstruos, que en esencia varían poco a lo largo de la historia.

El miedo paraliza pero también nos hace escapar, y no lo hace solo como una emoción individual, sino como una fuerza que ayuda a marcar el curso de la historia personal y colectiva. Desde las sociedades antiguas hasta el presente, el miedo ha sido utilizado por los poderes religiosos y políticos para mantener el control social, pero al mismo tiempo ha servido como motor de resistencia y de cambio colectivo. En la Edad Media, la peste negra y el miedo a los dioses determinaron la forma de vivir y consolidaron el poder de la Iglesia. Durante la Revolución Francesa, el Terror evidenció la doble naturaleza del miedo, capaz de sostener al mismo tiempo la represión y la transformación. En el siglo XX, las guerras mundiales, la Guerra Fría y las epidemias como el VIH crearon climas de miedo compartido. Este siglo XXI, el miedo adopta nuevas formas más difusas y globales: el terrorismo, la crisis climática, las pandemias y las amenazas digitales generan una sensación de inseguridad permanente. No sabemos a qué atenernos y nos da miedo esa incertidumbre que atrapa cada vez más entornos de nuestra vida.

La aceleración actual, la ruptura de las normas con las que funcionaba el mundo, una tecnología que nos supera, unas redes que solo nos conectan con los afines y unos algoritmos que solo confirman nuestros sesgos... Todo esto alimenta nuestros temores. Nos hemos convertido en una sociedad del miedo, donde los riesgos son a menudo invisibles o abstractos, y solo entendiendo su genealogía podremos evitar ser víctimas de ello. Si el miedo ha sido uno de los grandes motores de la historia humana, nuestra oportunidad es aprender a reconocerlo y gobernarlo, para que sirva para fortalecer la resistencia y la democracia en vez de destruirlas.

UN PROYECTO ENTRE ARTISTA Y PERIODISTAS

Precisamente el miedo es el tema que nos propuso el artista Antoni Muntadas para trabajar con el ARA el diario especial de autor que publicamos hoy. Él, que lo ha convertido en uno de sus proyectos artísticos desarrollados siempre en itinerancia, ya sea en Estados Unidos, Venezuela, Jordania, Marruecos, China o Europa. Muntadas es un artista experimental y antiguo profesor en el MIT que se interesa por los temas sociales y políticos y por la comunicación y los medios. Hoy sigue haciendo trabajos de campo, con entrevistas y conversaciones con un método sociológico que acaba convirtiendo en un proyecto que en algún momento cierra para mostrarlo. Muntadas escucha y después piensa cuál es el formato con el que se quiere explicar, y su proyecto termina en forma de vídeo, instalación o publicación, es decir, en un formato que ayude a entender el mensaje. En este caso, el proyecto termina en un diario de autor, irrepetible, trabajado con la redacción del diario, coordinado e inspirado por la experiencia y sensibilidad de la subdirectora experta en arte, Catalina Serra, y que ha contado con la colaboración del Macba. Una vez más, este es un diario irrepetible que se debe a la generosidad y la complicidad de los artistas con los que hemos trabajado. Como dice Muntadas, "tenemos que aprender algo de todo lo que hacemos". Y así ha sido en este proceso, que ha traído situaciones nuevas, creadas durante el diálogo con la realidad y con el artista.

Muntadas ha mirado muy atentamente a los medios de comunicación, el paisaje mediático, desde que en 1971 se instaló en Nueva York y pasó de la tele española en blanco y negro al bombardeo mediático de Estados Unidos. Para él, la objetividad no existe y nos hace pensar en la subjetividad crítica.

Hemos hablado de miedo en todas las secciones, hemos explicado las noticias del día y el artista ha hecho "acupuntura en la imagen para fijarla, enfatizar una palabra para darle una presencia".

Antoni Muntadas lleva años animando a "mirar, ver, percibir". Un diario con lectores que intentan comprender la realidad se convierte en un medio idóneo para su propuesta.

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