Los vecinos del barrio de la Salut, en Barcelona, ya hace tiempo que se quejan de que la línea 116 de bus está siempre llena de turistas, por lo que ellos deben ir a pie. Viven en una zona, para entendernos, muy empinada, e ir o volver de la escuela, a comprar o al trabajo, sin transporte público, no es tan fácil, a menos que seas Araceli Segarra. Los buses de la línea son de sólo 35 plazas, siempre ocupadas por el guiram ansioso de fotografiar el legado de Gaudí.
Pues bien. Por último, el consejero de Seguridad, Albert Batlle, ha dado una solución a los vecinos. Y me parece genial. Ha dicho que están "estudiante cómo sacar el 116 de todas las herramientas que utilizan los turistas". Es decir, intentarán que "Google Maps no dé esta opción para ir al Parc Güell".
Alguien, más adocenado, más vulgar, más boomer, habría dicho que lo que hace falta es poner más autobuses, o dar preferencia a los vecinos y dejar que el guiram camine. Pero Albert Batlle ha dado una solución que tiene un toque mediterráneo delicioso. Escondemos a los guiris que hay un bus. Disimulamos.
Aprovechando el empuje, yo haría otras acciones en el mismo sentido. Taparía la señal de la parada con cinta aislante, como si estuviera en obras. Y arriba del bus, para asustar, pondría a unos figurantes que hicieran de carteristas (pero que fueran de pie, para no ocupar plaza). Estas dos medidas ya ayudarían, pero además realizaría una formación a los conductores del vehículo para que aprendieran a hacerse los borrachos. Los vecinos, mediante unos avisos en el WhatsApp, ya sabrían que todo es una treta. Si todo esto no funciona, que puede ocurrir, porque los guiris son muy listos, entonces se puede cambiar el paradigma. Se hace una campaña que diga: "Si vives en la Salud, haz salud", y que todo siga como hasta ahora.