Von der Leyen marca el camino de la UE

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La presidenta de la Comisión  Europea, Ursula von der Leyen.

BarcelonaLa presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aprovechó el discurso sobre el estado de la Unión para marcar las líneas estratégicas de lo que ha de ser el futuro del continente en un momento decisivo como el actual. A grandes rasgos detalló las propuestas que hacía tiempo que se estaban cocinando dentro de la Comisión Europea y que trasladará a los estados para que los avalen: un impuesto del 33% sobre los beneficios extraordinarios de las compañías de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón y refinamiento) y un tope de 180 euros el megavatio hora de electricidad generada por las renovables o la nuclear. Con estas dos medidas, más el aumento de recaudación previsto de las energías renovables, la Comisión confía a poder destinar 140.000 millones a rebajar la factura de la luz de las familias europeas.

El anuncio llega solo 24 horas después de que el PP votara en contra de la admisión a trámite de la proposición de ley presentada por el PSOE y Unidas Podemos con una propuesta muy similar, que incluso podría acabar subsumida por la europea. Una vez más , los populares españoles demuestran estar muy lejos del posicionamiento de sus correligionarios europeos.

Pero volviendo al discurso de Von der Leyen, quizás la parte más importante no fue esta, sino la que dedicó a advertir que la UE no puede repetir con China el error que cometió al depender en exceso del gas ruso. China controla la industria global del procesamiento de materias primeras clave, con un 90% de las tierras raras y un 60% del litio. Y esto obliga a la UE, según Von der Leyen, a moverse para ganar autonomía estratégica, por ejemplo, buscando nuevos socios proveedores. El caso es que durante la pandemia la Unión Europea comprobó hasta qué punto era dependiente de China para todo tipo de materias, por ejemplo medicamentos básicos como el paracetamol.

Una vez se ha visto que el planeta está lejos de ser un mundo ideal y sin conflictos donde el libre comercio impone su lógica, la guerra en Ucrania demuestra que la Unión Europea tiene que estar preparada para cualquier contingencia. Es decir, tiene que tener recursos propios suficientes para afrontar cualquier tipo de crisis, desde una de sanitaria hasta una energética. Estar en manos de países con regímenes autoritarios, sea la Rusia de Putin, la China comunista o las monarquías del golfo Pérsico, comporta un riesgo demasiado grande. Los Veintisiete tienen que tratar de diversificar al máximo tanto las fuentes de energía como las vías de abastecimiento, potenciar las interconexiones con proyectos como el Midcat y, sobre todo, apostar por la investigación y la ciencia para que nos ayuden a resolver algunos de estos problemas.

En este sentido, la descarbonización y la transición hacia una economía verde es más urgente que nunca y representa una oportunidad de oro. El Green Deal tiene que dejar de ser un eslogan para pasar a ser una realidad, porque las energías limpias no solo son necesarias para luchar contra el cambio climático, sino que también tienen que ayudar a consolidar las democracias liberales y los derechos humanos ante las petrodictaduras y otros regímenes iliberales.

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