Vox o la Reconquista de los Cruzados

Los 'cruzados' vieron en la II República un desafío al orden masculino

Xavier Domènech
4 min

En el 'Salvados' que Jordi Évole dedicó a Vox justo después de sus resultados en Andalucía, aparte de descubrir que Carlos Herrera hablaba catalán (vivió hasta los 19 años en Mataró) y que en los mítines de esta formación se cantaba 'El novio de la muerte ', himno de la Legión, fundada por Millán-Astray, quedó un interrogante en el aire. Évole se preguntaba: "¿Por qué utilizan la Reconquista?" Y Herrera contestaba con un escueto y nada esclarecedor: "No lo sé".

El vídeo de campaña de Vox, realizado con un cromado envejecido como si fuera una imagen de los años treinta, con Santiago Abascal rodeado de hombres a caballo, prometía que la "Reconquista comenzará en tierras andaluzas". Provocó hilaridad en las redes, pero no era un tema menor. Ayer se supo que Vox exige cambiar de fecha el Día de Andalucía para celebrarlo el 2 de enero en conmemoración de la culminación de la Reconquista.

Evidentemente la primera referencia que viene a la mente es el conjunto de guerras entre reinos cristianos y musulmanes que se desarrolló durante ocho siglos y que culminó con la derrota de Granada el 2 de enero de 1492, llamada “Reconquista”. Que no era tema sólo de una campaña lo demostró la celebración este 2 de enero por parte de Vox de la efeméride "contra el invasor musulmán", según un tuit del partido remachado con otro del mismo Santiago Abascal en el que decía que siete siglos después "permanece la determinación de no someternos al Islam, España Es Reconquista". Tiene lógica, en este sentido, que en la concentración conmemorativa de ese día se requisaran las banderas de Andalucía mientras se mantenían incólumes las 'rojigualdas'. A fin y al cabo la 'verde, blanca y verde', creación del padre de la patria andaluza Blas Infante, es verde en honor a los Omeya del califato de Córdoba y el blanco pertenece al Imperio Almohade, en una reivindicación del Al-Ándalus como la raíz de la Andalucía actual. Y esto es precisamente lo que en 1492 fue derrotado, obligando a la conversión o expulsión de los moriscos y de los judíos con el Edicto de Granada, redactado por Torquemada, y fundando posteriormente dos ideas posibles de España. Aquella que la ve como esencialmente católica, occidental y castellana, y la que la veía como un posible crisol civilizatorio. No hace falta decir cuál es la apuesta de Vox en este debate, como tampoco hay que esforzarse mucho para ver cuál es el mensaje que hay debajo de esta apelación: seguir luchando contra "el invasor musulmán", ahora convertido en modernos migrantes africanos, "no someternos al Islam", en la mejor versión del choque de civilizaciones de los 'neocons' estadounidenses, porque "España es Reconquista" y "la Reconquista comenzará en tierras andaluzas". ¿Pero la Reconquista empezó en Andalucía? ¿Don Pelayo, victorioso en la Batalla de Covadonga del 722, que inicia la Reconquista, era andaluz? No. Al menos esa reconquista no.

Dentro del imaginario de la “extrema derecha” española hay una segunda Reconquista. En palabras de Manuel Machado, escritas durante el 'II año triunfal', era la del Alzamiento de 1936 guiada por el "Caudillo de la Nueva Reconquista". Seguramente por ello, si durante la campaña electoral el número uno de Vox por Málaga dijo que "el franquismo no fue una dictadura", cuando posteriormente entraron en el Parlamento de Andalucía otra dirigente del partido no dudó en compararlo con la entrada de la División Azul. Esta segunda "Reconquista" sí que se inició en el sur, con la II División comandada por Queipo de Llano haciendo pagar el "diezmo de sangre" en cada pueblo de Andalucía y Extremadura en lo que llamaron "una Marcha sobre Roma con más sangre ", fascista. Fue concebida en este sentido, no como una guerra civil, sino como una 'cruzada' por el catalán y futuro Primado de España Enric Pla i Deniel, y santificada con la Carta Colectiva de los obispos de casi toda España que el mismo Pla i Deniel impulsó con otro obispo catalán: Isidre Gomà. Una nueva 'cruzada', como la santificada en la primera "Reconquista" contra los musulmanes, ahora contra los nuevos "infieles": republicanos, anarquistas, socialistas, comunistas, catalanistas o nacionalistas vascos.

Si el Islam, reconvertido en la imagen de la "amenaza" de los migrantes -que mueren por decenas de miles en las aguas del Mediterráneo-, es el primer enemigo, y el segundo son todos aquellos que ya durante la Guerra Civil se consideraron como la anti-España, queda el tercero, que, como hemos visto, en realidad es el primero en el orden de prioridades. Decía Charles Fourier, en los orígenes del socialismo en el siglo XIX, que "en cualquier sociedad el grado de emancipación de la mujer es el criterio natural del grado de emancipación general", pero nunca fue así para los 'cruzados', que vieron en la II República un desafío al orden masculino y, en esto, el principal ataque a la raza, porque la mujer era para ellos un ser tendente a la irracionalidad y a la amoralidad que se debía controlar. Por eso Franco nombró directamente al psiquiatra Antonio Vallejo-Nágera, formado en el Berlín nazi, responsable del Gabinete de Investigaciones Psicológicas para investigar "las raíces biopsíquicas del marxismo", y éste se centró precisamente en la "patología de la mujer roja", que, según el psiquiatra, "eran degeneradas, feas, bajas, sin el tesoro de una vida interior, llenas de brutalidad e instintos criminales y sexualmente más activas de lo natural ". Había entonces que recluirlas y acabar con toda la legislación que aseguraba su emancipación.

Pensar que esta nueva "Reconquista" no nos afecta, que la mejor defensa contra esto es sólo reivindicar un "espíritu" del 78 absolutamente roto, como demuestra la misma emergencia de Vox y la relación que tienen el resto de derechas con este partido; o pensar que porque pertenece a España no es un problema que pertenezca a los catalanes y a las catalanas, eso sí que es vivir en una realidad virtual. Hay psicotrópicos mejores.

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