PARTIDOS POLÍTICOS

El adiós de Puigdemont obliga a rehacer los equilibrios de Junts

El martes se acaba el plazo para presentar candidaturas y no hay acuerdo todavía entre Borràs y Turull

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NÚRIA ORRIOLS GUIU
5 min
Galaxia JxCat

BarcelonaLa primavera de 2020 Junts per Catalunya estaba preparando su lanzamiento como partido político. La tensión principal se daba entre los dirigentes que se habían hecho fuertes en el grupo parlamentario de JxCat en 2017, alrededor del expresidente Carles Puigdemont, y la cúpula del PDECat, que aspiraba a mantener el partido y una cierta distancia con los independientes incorporados a partir del 1 de Octubre. Ahora el escenario ha cambiado de forma sustancial: Carles Puigdemont ya ha anunciado que no repetirá en la presidencia del partido y Junts tiene que escoger nuevos liderazgos en el congreso del 4 de junio en Argelers (Catalunya Nord), después también del adiós del secretario general, Jordi Sànchez. Sobre la mesa, pues, hay preguntas importantes para el partido: ¿Cuál será el nexo de unión de todas las sensibilidades internas si al frente ya no está Puigdemont? ¿Cuáles serán los nuevos pilotos del partido para sustituir al expresidente y a Jordi Sànchez? ¿Qué proyecto político defenderá JxCat?

Por ahora el debate gira solo entorno a la segunda pregunta -quién- y hay dos aspirantes claros: la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y el exconseller Jordi Turull. En las últimas semanas han medido fuerzas y a estas alturas no hay ningún acuerdo para una única candidatura. Si bien durante los últimos dos años se han aliado para desbancar a Jordi Sànchez de la secretaría general, una vez el exlíder de la ANC ha dicho que se iba del tándem, ha perdido sentido, hasta tal punto que nadie se atreve a descartar un enfrentamiento por la secretaría general a pesar de que la mayoría de las fuentes admiten que el partido se dividiría en dos.

Laura Borràs y Jordi Turull en una imagen de archivo.

Turull está dispuesto a dar el paso para ser secretario general y ha propuesto a Borràs que sea la presidenta en sustitución de Puigdemont -una fórmula que se ha plasmado esta semana en un manifiesto firmado por centenares de miembros del partido-. A la presidenta del Parlament no le ha gustado el movimiento: hasta ahora quien ha mandado en Junts ha sido el secretario general, y Borràs cree que, habiendo sido cabeza de lista el 14-F, es ella quien tiene que marcar el rumbo. Y cree que, en realidad, lo que le propone Turull es volver a ser una de las caras visibles sin mandar de verdad. Desde el entorno de Borràs consideran que un partido dirigido solo por Turull sería volver a la antigua CDC; por lo tanto, avisa que, si Turull no pacta con ella la ejecutiva -los 20 miembros de la dirección los propone el secretario general- o hay una reformulación de las competencias de la presidencia, no se descarta que sea candidata también para ser la secretaria general de Junts.

Esta posibilidad es temida por la mayoría de los cargos del Govern, que consideran que un partido controlado por el entorno de la presidenta del Parlament los puede llevar, en cualquier momento, a romper el ejecutivo con ERC. Los dirigentes alrededor de Borràs, sobre todo Francesc Dalmases, Jaume Alonso Cuevillas y Aurora Madaula (ved gráfico), a menudo flirtean con la posibilidad de salir del Govern por las diferencias con Esquerra o verbalizan que se tiene que romper el pacto de la Diputación de Barcelona con el PSC, que los dirigentes más pragmáticos consideran clave para la proyección en el ámbito local.

En los próximos meses, de hecho, en Junts son conscientes de que el debate sobre romper o no la coalición puede aparecer de nuevo si Esquerra deja caer a Borràs en el Parlament por la causa de la Institución de las Letras Catalanas en caso de que se le abra juicio oral (el reglamento manda que se suspendan los diputados si se los juzga por delitos de corrupción). Si esto pasa, el entorno de Borràs considera que no se puede mantener la coalición -defiende que su caso es “persecución política”- mientras que los cargos de Govern apuestan por mantener igualmente el pacto con los republicanos.

La percepción sobre lo que tiene que ser Junts es muy diferente entre buena parte de los cargos del ejecutivo y Borràs. Fuentes gubernamentales apuestan para potenciar la gestión más allá del debate sobre la independencia, recuperar la bandera ideológica -aparcada por el Procés- y abrirse a alianzas más allá de Esquerra, en concreto con el PSC. La consellera de Justicia, Lourdes Ciuró, incluso lo ha verbalizado públicamente.

Este debate refleja las diferentes almas dentro del partido: imprescindibles en la génesis del partido y a la vez su principal fuente de inestabilidad interna. Hasta ahora, en función de la decisión, se ha impuesto una pulsión o la otra. Ante esta realidad hay dos actitudes diferentes en relación en el congreso del 4 de junio: hay quien apuesta por hacer una sola candidatura que represente todas las sensibilidades y quienes lo hacen por una confrontación para aclarar qué piensa la mayoría de la militancia del partido. Que Borràs y Turull acaben optando por una u otra actitud depende, sobre todo, de si creen que pueden ganar en solitario. Y aquí son clave las alianzas que han podido tejer los últimos días.

La presidenta del Parlament, Laura Borràs; el líder de Junts, Jordi Sànchez; el vicepresidente, Jordi Puigneró, y la portavoz, Elsa Artadi, en Món Sant Benet.

Nueva correlación de fuerzas

Jordi Turull tiene una larga trayectoria política y ha estado siempre acompañado de un círculo fiel que ha mantenido y ampliado a lo largo de los años. Unos dirigentes -los llamados turullistas- que ya lo apoyaron cuando quiso optar a la secretaría general del PDECat -una operación que resultó fallida- y que ahora también lo apoyan. Se trata de los exconsellers Miquel Buch y Meritxell Budó y las actuales miembros del Govern Violant Cervera y Lourdes Ciuró. Desde el 1-O también se han sumado los dirigentes que habían estado alrededor del exconseller Josep Rull -ya retirado- a pesar de que en la etapa de Convergència siempre habían estado enfrentados: el ejemplo paradigmático es Damià Calvet.

Pero en este cónclave Turull no solo tiene el apoyo del turullismo y del rullismo, sino que también cuenta con Jordi Sànchez -apoya a Turull a pesar de la tensión existente hasta ahora- y su entorno en el partido (proveniente de la ANC), y, en el Govern, con Victòria Alsina y Jaume Giró. El conseller de Economía es una de las caras con proyección institucional que varias fuentes, sobre todo del ala más pragmática, sitúan como uno de los posibles futuros candidatos a la Generalitat. Una opción que dependerá, por un lado, de si Borràs queda o no inhabilitada y, por otro, del rumbo que tome JxCat. En cuanto al grupo parlamentario, su presidente, Albert Batet, del entorno de Puigdemont, también se ha alineado con la opción de Turull como secretario general y Borràs como presidenta del partido, y lo han seguido la mayoría de los diputados.

Quien no se ha querido mojar ha sido la mano derecha del expresidente en el exilio y portavoz del partido, Josep Rius, así como Elsa Artadi, que esta semana ha anunciado que se aparta de la política, pero que en los últimos tiempos se ha acercado a Laura Borràs. Ninguno de ellos firmó el manifiesto promovido por el entorno de Turull, como tampoco lo hizo el vicepresidente, Jordi Puigneró, ni la consellera Gemma Geis, un gesto que se ha interpretado como un guiño a las aspiraciones de la presidenta del Parlament. A pesar de que Puigneró aseguró en Catalunya Ràdio que no firmaba el documento para mantener su “posición institucional”, varias fuentes apuntan a que habría hablado con Borràs sobre hacer un tándem: ella secretaria general y él presidente.

Quien no está previsto que intervenga en el debate para decidir cómo tiene que quedar la nueva dirección de Junts es Carles Puigdemont, que esta vez no quiere ungir a nadie. En las próximas horas se conocerán quiénes son los verdaderos aspirantes a liderar el partido: una vez más, Junts está en una encrucijada.

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