¿Por qué Albert Rivera no supo hacer cómo Sánchez, Junqueras y Puigdemont?

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Mural en el Parque de las Glòries que recrea un beso entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont.

BarcelonaEra Jordi Pujol quien, en los inicios de Artur Mas como nuevo líder convergente, advertía que tenía un defecto: "Es demasiado poco flexible". Pujol sabía perfectamente que el político debía saber adaptarse a la coyuntura. Es lo que han sabido hacer en los últimos años Pedro Sánchez, Oriol Junqueras y, en el último giro más inesperado, Carles Puigdemont.

¿Y qué pasa con los que no son flexibles y se niegan a desdicharse de lo que defendían hace tan sólo unas semanas? Pues que son arrastrados por el viento de la historia. Es lo que le ocurrió, curiosamente, a un político que tenía fama de ser volátil y sin principios, como Albert Rivera. El líder de Cs hizo la campaña de las elecciones del 28 de abril de 2019 prometiendo que no pactaría con Sánchez. Los resultados electorales le dieron la posibilidad de ser vicepresidente, ¿recuerdan? Pero Rivera no quiso aumentar la fama de cínico y oportunista que tenía y, en un fatal fatal para él, apostó por la repetición electoral.

Puigdemont dijo en campaña, y en concreto en una entrevista en el ARA, que “Pedro Sánchez no sería primer ministro con los votos de Junts”, que es exactamente lo que pasará la próxima semana. Sánchez pasó de blasmar a la amnistía a aceptarla sin despeinarse. Y Junqueras pasó de decir, en un lejano 2012, que “no tiene sentido negociar con España” a ser el principal defensor de la vía negociadora.

El mérito de estos tres políticos es que han sido capaces de cambiar de opinión sin haber causado un estropicio en sus respectivos partidos. De alguna manera, es la prueba de lo nuevo de su liderazgo. Sólo personas con unas características especiales son capaces de conducir el rebaño del punto A al punto B sin perder bueyes y cencerros. No es ninguna ironía. Uno de los padres de la independencia estadounidense, John Adams, había sido un ferviente partidario del Imperio Británico. Y el más cercano Francesc Macià fue coronel del ejército español. En política, como en biología, quien no evoluciona muere.

La pérdida de Junts

En el caso de Junts, que es el más reciente, habrá que ver si afronta una factura política en términos electorales. De momento, si hacemos caso al CIS, el PSOE ya está pagando. Mi pronóstico es que la pérdida en Junts será muy poco significativa, un máximo del 10% de los votos, porque no tiene sentido ser de Junts y estar en contra de Puigdemont. El tiempo dictará sentencia.

Y una última reflexión sobre las negociaciones políticas. El día clave del acuerdo Junts-PSOE no fue el pasado jueves, sino el día en que Puigdemont decidió que quería jugar la partida y negociar con Sánchez. Y esto fue la misma noche del 23 de julio. Cuando uno se sienta a negociar en política con voluntad de acuerdo, se llega al 95% de los casos. Eso sí, durante el tiempo que duran las negociaciones debe hacerse ver que están en peligro varias veces. La gran decisión es: negociar o no negociar. El resto es puro ritual.

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